En persona, Iker Jiménez parece más joven y menos solemne que en televisión. Es cercano y rezuma entusiasmo por cada una de las historias expuestas en el museo portátil de Cuarto Milenio, hasta el 17 de enero en el Pueblo Español. "Para mí ésta es una exposición sobre el asombro y la maravilla que uno puede llegar a sentir por las cosas", resume el periodista, flanqueado por su compañera de programa Carmen Porter. Más de 300 piezas y objetos que han desfilado por el plató del espacio premiado con un Ondas se centran en cuestiones de arqueología, descubrimientos científicos, leyendas o fenómenos sobrenaturales, en los que ambos reporteros son especialistas.

La primera parada del recorrido presenta al espectador algunos clásicos de La nave del misterio: el gollut, "una etnia maldita española con bocio endémico arraigada en el valle de Ribes", comenta Jiménez, o el yeti, "de cuya existencia estaba convencido Jordi Magraner, a quien degollaron y le robaron todos los documentos que tenía sobre la bestia", indica. Una de las salas más grandes es la dedicada a los ritos chamánicos. El periodista solicita atención para los detalles, muy bien trabajados por el escultor y artífice de los objetos de Cuarto Milenio, Juan Villa. En concreto, se detiene frente al Xipe Totec, "un niño al que vestían con la piel de un muerto", o en los hombres-bestia de Bulgaria, de cuyo cuero cabelludo pendían los cordones umbilicales de aquellos bebés a los que habían prestado ayuda.

A continuación, todos los ojos se posan sobre las caras de Bélmez, recreadas en una cuidada reproducción de la casa de María Gómez. "Científicamente, son un fenómeno rarísimo e inexplicable. Encargamos un informe a los mejores laboratorios de cemento y todos concluyeron que no se había manipulado el material de construcción", relata Jiménez. Portadas de diarios de la época franquista -aquello fue trending topic- dejan al descubierto cómo hubo que parar un fenómeno que amenazaba con alterar una de las zonas más pobres de la España negra. "El ministro de gobernación le dijo al alcalde de Bélmez de la Moraleda que o paraba el tema de las caras o se iba a la cárcel. Entonces habló con el director del periódico Pueblo, quien exigió al periodista Antonio Casado que lo cortara. ¿Cómo? El reportero hubo de mentir ofreciendo la hipótesis de que las sales de plata habían reaccionado con el sol y por eso se dibujaban esos rostros", cuenta Jiménez.

Aliens, extraterrestres o presencias venidas de otras galaxias pueblan el siguiente ámbito de la exposición, "una constatación de que el ser humano siempre ha tenido la sensación de estar acompañado por otra realidad", comenta el director de Cuarto Milenio. La zona CSI está llena de rarezas científicas. Enfermedades raras, inventos, casos de anomalías, estigmas o el análisis del cuerpo de Jesucristo después de morir. "Como podéis ver, la gente de este país ha creado cosas increíbles. Emilio Herrera, por ejemplo, inventó el primer traje de astronauta. Pero, ya se sabe, en España siempre hemos maltratado a cualquiera que se saliera de la norma", sostiene el periodista.

Y tras la sala de animales mitológicos, una de las favoritas del público: la zona oscura o "chunga", como la define Jiménez. Casos españoles mejores que los de Drácula o Jack el Destripador. Fascinante la vampira de Barcelona, secuestradora de niños que en los salones nobles llevaba un maletín con sangre infantil y pomada fabricada a partir de la grasa de los pequeños. Todo a la venta. "Su clientela pertenecía a la alta sociedad barcelonesa, pero la lista con los nombres desapareció misteriosamente", desvela Iker. Los muñecos malditos cierran una gran muestra que estimula esa mirada de niño que todos los adultos escondemos.

Más de 300 objetos conforman la muestra de Cuarto Milenio, instalada hasta el 17 de enero en el Pueblo Español de Palma. El escultor Juan Villa es el responsable de las reproducciones, producidas en materiales sintéticos y "fáciles de trabajar, pues sólo cuento con una semana más o menos para diseñarlos y fabricarlos", comenta el artista, que se documenta a partir de fotografías y los datos que le aportan especialistas y científicos. Jiménez siempre deseó recrear escenas en el plató de su espacio televisivo, "regresar a la magia de la pieza y la materialidad, como en Historias para no dormir de Chicho Ibáñez Serrador".