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Con Ciencia

ADN de la Sima

ADN de la Sima

La revista Science se ha hecho eco de que Mathias Meyer, paleogenetista (¿se dirá así?) del instituto Max Planck de Leipzig (Alemania) ha comunicado en una sesión de trabajo de la European Society or the study of Human Evolution la recuperación de ADN nuclear de los ejemplares de fósiles humanos aparecidos en la Sima de los Huesos de Atapuerca. Teniendo en cuenta que se trata de restos que tienen entre 300 y 400.000 años de edad, la hazaña es gigantesca. Cuadruplica el rango de tiempo en que se había conseguido secuenciar material genético antiguo y, encima, usando ejemplares procedentes de un yacimiento de clima templado. El genoma completo, con un alto grado de precisión, de un neandertal se logró gracias a los materiales procedentes de la cueva de Altair en Siberia, lugar lo bastante frío y seco como para que el ADN se conserve mejor. Se había logrado obtener el ADN mitocondrial (mtDNA) de la Sima de los Huesos pero parecía imposible llegar al nuclear. Pues bien, ya se ha hecho gracias al material conservado en un diente y un hueso de la pierna.

No sé si se habrá publicado el artículo técnico; yo no lo he encontrado. Cuando aparezca cabrá evaluar los métodos y resultados de la genotipación del ADN nuclear de los fósiles de la Sima, a los que los responsables del yacimiento calificaron en su día de Homo heidelbergensis y más tarde consideraron que quizá fuese una versión primitiva „una cronoespecie„ de los propios neandertales. En breve se podrá comprobar si la distancia genética entre simanos y neandertales justifica separarlos en dos especies o no pero, a juzgar por los indicios obtenidos con el mtDNA que Meyer y sus colaboradores hicieron públicos en la revista Nature el año pasado, sumados a lo que se adelanta ahora, es bastante probable que el taxón Homo heidelbergensis esté de sobras. En Europa, al menos. En los cerca de 700.000 años transcurridos desde que las poblaciones que habrían de conducir a humanos modernos en África y a neandertales en Europa, el proceso de aparición de esta última especie habría comenzado ya antes de que se llegara a la mitad de ese plazo.

La recuperación de ADN antiguo se está convirtiendo en el Arca de la Alianza capaz de poner de manifiesto no la historia bíblica sino la evolutiva de nuestro linaje humano. Todos los límites que se suponían absolutos cuando Svante Pääbo „el director del laboratorio del Max Planck„ logró recuperar mtDNA de una momia egipcia en 1984 se han sobrepasado con creces. Sería harto improbable lograr material genético de digamos un millón de años con las técnicas que conocemos ahora pero puede que se obtenga el de algún Homo erectus asiático. Si se consigue también el de otro, pero africano, se resolverá una más de las polémicas inacabables sobre cuántas especies humanas existieron en el Pleistoceno Medio. La antropología molecular no es que reclame el cetro para interpretar la evolución humana. Es que lo ha logrado.

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