Cuando uno busca emociones fuertes y obtiene emociones fuertes no debería por qué sorprenderse de nada. Pero cuando el factor sorpresa aparece para aportar un pico de adrenalina inesperado, entonces es cuando nos damos cuenta de en qué berenjenal nos hemos metido.

Hillary Rae se encontraba recientemente en África practicando el voluntariado en Cango Wildlife Ranch. Desde allí, y aprovechando su día libre, decidió contratar con una amiga una excursión de buceo en jaula con tiburones, en búsqueda de emociones fuertes. Y las encontró antes de tiempo.

Una vez metidas en la jaula y con todo preparado para la sumersión, la cámara acuática que Hillary portaba captó las imágenes - y los gritos de su amiga - de un enorme tiburón blanco, al que distraían con cebo, que se acercó con actitud beligerante a la jaula.

El escualo medía 3,5 metros de largo y apareció en escena embistiendo la jaula por uno de sus lados, asustando a las chicas que estaban dentro de los barrotes en ese mismo momento. El animal no se quedó contento con una embestida, sino que se dedicó a morder y abollar parte de la estructura de la jaula.

En vistas de que no conseguía deshacerse de los barrotes que le separaban de sus presas, el animal se aleja y deja atrás la escena de pánico que hoy Hillary se refiere como "la experiencia más cercana y personal que ha tenido jamás" con un ser de estas características.