Este fin de semana se ha celebrado el festival de Nakizumo en el templo Sensoji de Tokio, un evento basado en una antigua tradición nipona. Los asistentes al campeonato miraban con satisfacción cómo luchadores de sumo hacían llorar a 120 retoños. Según, las normas las lágrimas de los infantes les brindan salud, por ello, la competición se basa en que el primero que llora y durante más tiempo, gana.
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