­­Antonio Moral (Cuenca, 1956) se baja de la vespa en la que acaba de llegar al Auditorio Nacional con dos ideas claras: la cultura es tan importante como la sanidad y el Teatro Real es un nido de mezquinos. Moral, un profesional del dominó y amante de la Fiesta Nacional, quiere quitar el complejo de los españoles que ven en lo de fuera todo lo mejor y pone el ejemplo de Matabosch, que es en su opinión tan bueno como Mortier, con la ventaja de llevar más años al frente de un teatro de la ópera. Moral es un melómano empedernido que se encargó entre 2005 y 2010 de la dirección artística del Real y que lleva ahora las riendas del Centro Nacional de Difusión Musical para coproducir en toda España festivales que la crisis puso contra las cuerdas al tiempo que aboga por "humanizar" los auditorios como se ha hecho en el Nacional: "Hemos creado nuevos públicos y hemos abierto las puertas para que dejase de ser un mausoleo" y remata con orgullo : "¿Sabe que tenemos una ocupación media de un 80 por ciento?"

„Señor Moral, debe de ser duro cambiar la gloria del Teatro Real por los bastidores de los auditorios de pueblo.

„En el Teatro Real no hay mucha gloria, hay muchos mezquinos. El Real debería de ser solo un teatro de la ópera como ocurre en gran parte de Europa. La gloria se puede sentir en el Teatro Real y en la Iglesia de San Cipriano de Zamora.

„¿Qué es entonces?

„Es el ejemplo supremo de la politización de un espacio cultural, un espacio al servicio de las vanidades políticas. El Real no funciona porque siempre ha dependido de decisiones políticas. El problema del Real es que todo el que llega se cree que va a descubrir América.

„¿No guarda ningún buen recuerdo de su paso por el Real?

„Guardo excelentes recuerdos de esa época. Fue una de las experiencias más fascinantes de mi vida. Piloté un jumbo, un trasatlántico cuando yo estaba acostumbrado al deporte de vela. Hoy en día sé que soy capaz de llevar un trasatlántico y volver a la vela. Un teatro de ópera es como un ministerio, está lleno de gente.

„¿Hay mucho divismo en la ópera?

„El Teatro Real tiene un equipo sensacional que a veces no recibe el reconocimiento que se merece. Le puedo asegurar que en el mundo de la ópera cada vez hay menos divismo. El divismo de la ópera se lo llevan los políticos que se empeñaban en convertir el coliseo en un escaparate social más que en un escaparate cultural.

„Pero usted se ha quejado de que el 50 por ciento de su sueldo servía para tratar a divos insoportables.

„Sólo he aguantado a dos divos insoportables a lo largo de mi carrera y los dos estaban en el Real. Por supuesto no voy a decir quiénes son porque los dos son muy conocidos. Lo que sí he dicho es que en mi trabajo tengo que tener un componente psicológico para saber tratar con cantantes. Los cantantes son personas muy frágiles porque llevan su instrumento en su propio cuerpo. Hay que saber llevarles, he tenido que ser una especie de entrenador de la selección nacional de fútbol.

„¿Por qué fue tan traumática su salida junto al maestro López Cobos del Real?

„No fue traumática porque fue una decisión mía. No acepté lo que me propusieron. Sabía que mi trabajo en el Real era por un espacio de tiempo limitado, cumplí mis cinco años de contrato y me fui.

„¿Nunca se sintió, como López Cobos, boicoteado por Gregorio Marañón?

„En el Teatro Real me sentí herido. No se portaron bien conmigo los políticos que en aquel momento tenían la responsabilidad del coliseo.

„¿Qué políticos eran?

„El exministro César Antonio Molina y Juan Carlos Marset. Nunca me quisieron escuchar ni tuvieron interés en hacerlo. Evidentemente también estaba Gregorio Marañón y el director general del Teatro. Yo no me sentí boicoteado. Me ofrecieron dos años más de contrato pero no hubo acuerdo y fue entonces cuando pensaron en un nuevo director artístico que, por cierto, no era Gerard Mortier.

„¿Quién era?

„Era Lissner, quien jugó con el Teatro Real para conseguir en el de La Scala de Milán lo que él quería. El único contrato que se ha cumplido en el Real ha sido el mío. La problemática de López Cobos y la mía fueron totalmente distintas y creo que con López Cobos se comportaron peor que conmigo.

„¿Es cierto que Mortier odiaba todo lo español?

„Eso es lo que Mortier decía.

„Y ahora resulta que en el Real está un español.

„Claro que sí. Además Matabosch ya estaba al frente del Liceo, un teatro de las características del Real. Matabosch es igual de capaz que lo era Mortier, pero con la ventaja de que Matabosch lleva más años de los que llevaba Mortier al frente de un teatro de ópera.

„¿No fue usted uno de los candidatos que barajó el Gobierno para suceder a Mortier?

„¡Qué va! Sólo me utilizaron para esa operación.

„¿Volvería usted al Teatro Real?

„No. No volvería al Real ni a ningún otro sitio donde ya haya estado antes.

„¿Cómo valora usted su etapa de trabajo junto a López Cobos?

„Fue un momento muy importante de mi vida y creo que nuestra etapa en el Real se valorará con el tiempo mucho más. Fue el momento de máxima estabilidad del Teatro Real.

„Y ahora tiene que dar estabilidad a un ente con unas siglas ininteligibles, ¿qué es el CNDM?

„¡Menudo cóctel de siglas! Ya hay quien ha rebautizado este ente con Centro Nuevo De Moral. En realidad es el Centro Nacional de Difusión Nacional. Es un centro que surgió de la crisis, un maremágnum de siglas en las que se engloban tres unidades del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (Inaem).

„¿Qué unidades?

„El Centro para la Difusión de la Música Contemporánea, el de las Músicas Históricas de León y la programación del Auditorio Nacional. Todo esto lo hemos puesto en marcha desde 2010 con un presupuesto de dos millones de euros anuales y le aseguro que con ese dinero se puede ofrecer lo mejor y hacer viable este proyecto cultual que sirve además a nuestros grandes compositores de ventana al mundo para mostrar su trabajo y desarrollar su creatividad. ¿Sabe que hemos multiplicado por dos el número de conciertos, por tres el de asistentes y por siete los ingresos? ¿Sabe además que tenemos una ocupación media de un 80 por ciento?

„¡Enhorabuena!, pero dígame por favor, ¿de dónde han sacado ese público?

„Hemos creado nuevos públicos y hemos abierto las puertas del Auditorio Nacional para que dejase de ser un mausoleo. Estoy convencido de que los auditorios tienen que humanizarse para atraer a todo tipo de público.

„Así que es usted un programador de música. ¿Somos los españoles conscientes de la oferta musical propia que tenemos?

„Exacto, soy un programador de música. Los españoles tenemos cierta tendencia a minusvalorar y no defender lo que tenemos. Es más fácil comprar lo de fuera y no pararse a pensar en una planificación con lo propio. Han faltado profesionales, gestores de la música y ha habido mucho complejo al pensar que todo lo de fuera es mejor. Desde el primer día que acepté este puesto tuve claro que no quería programar más de lo mismo. Aparte de los ciclos de lied, de canción lírica, hemos ofrecido otro tipo de música, como jazz y flamenco. Hay que dejar de basar nuestro repertorio en la importación de música.

„¿Qué sabe usted, un melómano confeso de lo clásico, de jazz o flamenco?

„Me he tenido que poner las pilas y estoy encantado. No soy nada purista y cada vez menos. Creo que sólo hay dos tipos de música: la buena y la mala. Lo que también quiero es animar a la gente a que se adentre en el mundo de la música que ofrece una paleta de colores tan amplia como un cuadro de Pollock. El público no es tonto y me parece una falacia eso de educar al público. Lo que hay que dar al ciudadano es ayuda para que elija dentro de una oferta variada y buena. La sobreoferta cansa a la gente. Es una pena que la música no haya conectado con el público como lo ha hecho el arte o la literatura.

„¿Le parece también penosa la escasa aportación privada a la difusión de la música?

„En España no hay aún cultura de patrocinio privado, hace falta una conciencia filantrópica que existe en otros países. La cultura es igual de importante que la sanidad. No es solo ocio, ayuda a reflexionar, a pensar y a tener una conciencia crítica. Quizá sea porque durante muchos años se produjo un divorcio entre el público y los creadores.

„¿A qué se debió ese divorcio?

„Los compositores crearon una especie de gueto, seguían un proyecto endogámico que no llegaba al público, pero creo que los creadores de hoy en día se han librado ya de esas ataduras que marcaron las décadas de 1950 y 1960.

„¿Qué nivel tienen nuestros intérpretes?

„Son muy buenos. No tienen nada que ver con los de hace 25 años. Lo que sucede es que nosotros padecimos 40 años de oscurantismo, durante el franquismo, que nos han hecho tener cierta desventaja respecto a los intérpretes de otros países. Insisto, tenemos muy buenos intérpretes aunque el sinfonismo sigue siendo en España una asignatura pendiente.

„Pero los mejores se ven obligados a emigrar, ¿verdad?

„Los intérpretes españoles no tienen que emigrar. Se van fuera porque les fichan orquestas mejores, no porque aquí no se haga nada o se les malpague.

„Pues los integrantes del Coro Nacional están que trinan con sus sueldos.

„El Coro Nacional es un problema que viene del pasado y ese es el principal problema. Hay que cambiar el chip de una vez. El Coro Nacional debería de manifestarse por buscar un mayor nivel artístico del que tiene y no por otras cuestiones.

„Dígame, señor Moral, ¿se puede hablar de burbuja cultural?

„Hemos tenido un atracón de posibilidades que no hemos sabido digerir y también se ha malgastado mucho. Ahora nos toca controlar esos excesos de la burbuja cultural que provocaron, por ejemplo que se pagase mucho por muy poco.

„¿Qué siente cuando ve vacíos los auditorios y centros culturales faraónicos que se crearon durante la época de bonanza?

„Me da pena. Algo se ha hecho mal porque no se hacían ni estudios previos de necesidades. Con los auditorios pasó lo mismo que con los aeropuertos. España se llenó de auditorios y aeropuertos. Ahora habrá que reflexionar y aprovechar esas infraestructuras. Lo malo es que muchas veces eso depende del grupo político que gobierne en la ciudad en la que está el auditorio.

„¿Tan politizado está el mundo de la música?

„Depende. Oviedo es un ejemplo de ciudad en la que los alcaldes, sean del signo político que sean, han decidido que la música sea prioritaria. No hay que olvidar que aún existen festivales de ciudades pequeñas que están hipotecando su patrimonio para seguir adelante. Eso es admirable.

„Y me imagino que usted está dispuesto a remangarse y a echarles una mano, ¿no?

„Por supuesto. Yo no soy la troika, no voy al rescate de los festivales, pero sí que apuesto por las coproducciones para hacer viables proyectos como el del Pórtico de Zamora, Palencia, Cádiz o Baeza. Hay que remangarse y ayudar porque el Centro Nacional de Difusión Musical tiene su sede en Madrid pero representa a toda España.