­­Gerard Quitana ha vuelto al rock con el disco Tothom ho sap, título que hace referencia a la situación que vive el mundo, "con seres cada vez más vulnerables e insignificantes", pero que también esconde otras interpretaciones, porque son muy pocos los que no saben quién es el antiguo líder de Sopa de Cabra haciendo rock.

"Este disco podría ser el primero de mi carrera. Tiene la misma energía y supone un retorno al rock", confesó ayer este músico al que contemplan 25 años de trayectoria y que ha querido codearse con alguien al que casi dobla en edad, el guitarrista Xarim Aresté, para esta nueva aventura creativa que presentarán en directo en la isla el próximo 15 de agosto, en el Parc de n´Hereveta de Porreres.

"Con Xarim nos conocimos en el regreso de Sopa de Cabra, donde entró supliendo a Joan ´Ninyin´ Cardona. Desde entonces no nos perdemos de vista e incluso ahora compartimos piso en Barcelona", confesó Quintana.

El tándem, que entiende el rock como "un género bastardo y no acomodaticio que se alimenta de todo lo que no tiene cabida en otros", estuvo dos años escupiendo canciones, sin parar "hasta que no estábamos agotados". Llegaron a acumular 80 temas, aunque Aresté prefiere llamarlos "sensaciones", trabajándolos "como si fueras los últimos", "con una sensación de urgencia", hasta que finalmente seleccionaron los trece que dan vida al álbum, con títulos como 1000 preguntes, Qüestió de temps, Figues de moro o Ara o mai, corte que ayer interpretaron en acústico en la tienda Xocolat, donde por la tarde firmaron ejemplares de su trabajo conjunto.

Las letras de Tothom ho sap ilustran el agotamiento del modelo socio-político y económico mundial vigente hasta ahora y apuestan por "un mundo por redefinir".

"Hemos de intentar reinventarnos. Somos partículas que caemos en suspensión. No esperamos que nadie nos ilumine y nos marque el camino. Y el rock es un estilo ideal en este contexto", aseguró Quintana.

"En las letras -agregó- hay un cierto espíritu de superación. No intentamos engañar a nadie. Sacarte el miedo ya no sirve".

El veterano rockero y su colega, antiguo pilar de Very Pomelo, miembro de Sanjosex y asociado, entre otros, a Paul Fuster y Maika Makovski -"una voz, sin artilugios, que siempre conmueve"- tocarán el 5 de julio en el recuperado Canet Rock, un gran concierto al aire libre inspirado en el de Woodstock que se celebró por primera vez en 1975 y que "conecta, en cierto modo, con la actualidad".

"La situación hoy en día es distinta -reflexionó Quitana-, pero a mediados de los setenta también tuvimos que inventarnos. Y vino la democracia. Las cosas han cambiado pero ha vuelto esa idea de inventarse otro mundo. En aquel tiempo las ideologías estaban vivas; hoy, en cambio, todo tiene un sentido más de mercado, vamos hacia una realidad más cruda, más salvaje. Somos el segundo país de Europa con más diferencia entre ricos y los pobres. Con nuestra música queremos crear conciencia".

El cantante y compositor de Girona ha vuelto al rock después de cinco discos explorando formatos de canción intimista y poética. "Me fui de viaje conmigo mismo, parándome en estaciones donde nunca antes me había detenido. Ahora he vuelto a casa, al lenguaje madre, al rock. Mi refugio fue la poesía, un espacio temerario en el que te juegas la vida por una verdad interior", reconoció.

En Porreres, Aresté y Quitana actuarán acompañados por el batería Ermen Mayol, el bajista Sergi Carós, el guitarrista Francesc Bertran, el teclista Ricard Sohn y quizá una sección de vientos. Con ellos no estará Pascal Comelade, que en el disco Tothom ho sap firma algunos de los teclados.