­Parecía que la crisis iba a poder con La Magia del Bodeguero, pero afortunadamente para los amantes isleños del vino no fue así. El invento de Juan Luis Pérez de Eulate, creador y propietario de La Vinoteca, que puso en marcha hace tiempo y que cada dos años reúne a decenas de bodegas, con protagonismo español y presencia balear, tuvo una gran respuesta de público. Este hecho puso ayer de manifiesto la pasión de los mallorquines por el buen vino.

Avanzada la tarde en las instalaciones y jardines del Hotel Iberostar Son Antem, con la asistencia de dos mil personas, se pudo escoger entre unos quinientos vinos y varios alcoholes de un centenar de bodegas, incluidas varias destilerías.

La edición de ayer de este salón dedicado al vino contó con la organización de Magdalena Mesquida -editora de Terra de Vins y Manjaria- y reunió a viejos amigos, aunque entre los bodegueros participantes no faltaban caras nuevas, incluidas algunas de Mallorca, pasando lo mismo con bastantes de los asistentes, entre los que se encontraban muchas féminas y gente joven.

Como sucedió en las anteriores ediciones de La Magia del Bodeguero, parte del protagonismo se lo llevaron las bodegas Álvaro Palacios, uno de los que apostaron por el Priorato como productor de grandes tintos. También tuvieron su día de gloria la mayoría de vinos presentados y catados ayer.

La lista de los bodegueros que participaron esta magna muestra enológica, cuya organización es muy laboriosa, así como su logística, es bastante larga, aunque citaremos la presencia de Agustín Torelló, que al independizarse de su familia creó la bodega AT Roca en Sant Sadurní, a caballo de las DO Penedés y Montsant.

Otras bodegas peninsulares presentes fueron Casa Mariol, Cillar de Silos, Contador, Dominio de Valperusa, Fillaboa, José Pariente, Legaris, Mauro, Murua, Ochoa, Pago de Capellanes, Rafel Palacios, San Román, Uvas Felices, o, Viñedos de Paganos, sin olvidar a Clos 93, el ´celler´ más pequeño de la DO Priorato.

En cuanto a la presencia balear, las bodegas mallorquinas 4 Kilos, Albaflor, Binigrau, Ca Sa Padrina, Es Verger, Macià Batle, Mesquida Mora, Mortix, OM Oliver Moragues, Son Prim y Viñedos Tramuntana presentaron sus últimos libros.

Las Pitiüses estuvieron representadas por las bodegas Totem (Eivissa) y Cap de Barbaría (Formentera). También participaron vinos mallorquines de encargo como Gallinas y Focas de las viñas de Amadip, P. de María, de La Vinoteca o el Chateau Paquita, de Felanitx.

La presencia dominante de los tintos fue evidente, con una buena representación de los medias crianza, de cara a captar el cliente joven. Además, se apreció una presencia importante de vinos blancos, incluidos los madurados en barrica de roble. Los vinos blancos de Balears tuvieron su protagonismo, especialmente los elaborados con variedades autóctonas.

Parte de la preferencia del público femenino asistente fue hacia los rosados, entre los que dominaron los pálidos, tirando a piel de cebolla, muy de moda actualmente, aunque también tuvieron su público los más intensos, casi con tonalidad de clarete.

Los espumosos tuvieron una presencia bastante notable. Aún así, no estuvo ausente en los vinos espumosos la escisión que está teniendo actualmente la DO Cava, cuyo Consejo Regulador se ubica en Sant Sadurni de Anoia, ya que algunos de los cavistas asociados se han dado de baja.

El dj Pepe Lik fue el encargado de amenizar la fiesta etnológica durante las cinco horas que duró el acontecimiento. Muchos de los asistentes agradecieron el detalle de poner a su disposición una flotilla de autocares, evitando así el riesgo de un control de alcoholemia en la carretera, para quienes regresaran a Palma.