Mishima: "Nos hemos reconciliado con el mundo"
El quinteto catalán presentará mañana en el Teatre de Lloseta su último trabajo, ´L´ànsia que cura´

David Carabén.
En Mishima, han cambiado algunas cosas. Sustanciales. Para empezar, el quinteto catalán ha cambiado de productor para grabar su último disco, L´ànsia que cura. Pero también ha probado nuevos métodos que les han sacado de la rutina que seguían hasta ahora con Paco Loco en Cádiz. "Ahora buscábamos sentirnos pequeños frente a la experiencia de ir a grabar, deseábamos recuperar la sensación de cuando fuimos a registrar por primera vez un disco", explica el cantante de la banda David Carabén. Un reto que ha provocado un cambio de sonido en este trabajo con respecto a los tres anteriores. "Es un sonido más parecido al de nuestros directos, más fresco. Creo que ahora es más fácil identificar el origen de cada instrumento. Últimamente habíamos jugado a desdibujarlos trabajando más las atmósferas", observa Carabén. Para ello, se marcharon a Francia, a Anjou, en concreto a los estudios Black Box fundados por el ingeniero de sonido alemán Peter Deimel. "Nos habló muy bien de él Dominique A", relata el cantante. La grabación tuvo lugar a finales del año pasado con la tensión esperada y buscada. "Creo que las rutinas habían ocultado algunas de nuestras virtudes", refiere. "Todo ha sido más rápido, pero también más exigente", agrega.
El disco que presentarán mañana en el Teatre de Lloseta descubre a una banda que se ha reconciliado con el mundo exterior. "Sabemos que el mundo es oscuro, pero a medida que hemos ido haciendo canciones veo que hemos ido ganando en luz. Tengo tendencia a escribir canciones desde una voz muy interior y esta vez he querido escribir desde el día y no tanto desde la noche", asevera. El sentido que ha venido para quedarse para siempre con la banda es el humor, "ese recurso que a uno le permite superar la desesperación". Por ejemplo, en uno de los temas nuevos, El vells hippies, se desarrolla un divertido debate generacional sobre la educación sexual. "Cuando empezamos algo con alguien nos preguntamos si queremos una relación abierta o algo serio. Este debate se da en la canción entre dos personajes extremos y caricaturescos: un hippy más mayor que propugna aquello del amor libre y un burgués más conservador", explica el cantante.
La celebración de la vida también se ramifica en la celebración de la música por parte del grupo. Así, en El Corredor, el quinteto llega autorreferenciarse. "Esta canción es un agradecimiento por ser músico, es un brindis a la gente que nos ha permitido serlo. Como músico vas construyendo un país que a veces no está en los mapas a partir de tu relación con el público y las plazas a las que vas llegando con la furgoneta", sostiene. "Así, lo de Corredor podría ser el corredor mediterráneo, que coincide con los Països Catalans, que es donde nosotros nos hemos forjado como músicos", apunta Carabén.
La ambivalencia del título del disco -L´ànsia que cura- hay que buscarla en las contradicciones que experimenta el ser humano ante los cambios. "Nos producen ansiedad muchas veces, pero queremos que se produzcan: pedimos un cambio de gobierno, cambiar el mundo. Me interesa esa incertidumbre que provocan", concluye el cantante.
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