Antònia Font puso ayer fin a dieciséis años de carrera con un concierto para la historia. A lo largo de tres horas el quinteto viajó hacia el pasado, desde el experimental Vostè és aquí, su último trabajo, a A Rússia y sus primeras canciones, un extenso repaso a su discografía a través de 48 temas que puso en pie a todo el Teatre Principal.

El de ayer era el tercer recital de los tres programados con motivo de su despedida. Un abarrotado Principal les dio la bienvenida sobre las 20.30 horas de la noche. Entre el público, entregado desde el inicio, se pudo ver a Antònia Font, la mujer que inspiró el nombre del grupo y a la que ayer le dedicaron una de sus canciones, así como a tres de los cuatro integrantes de Manel -faltó a la cita Guillem Gisbert-, una de las bandas que guarda ciertos elementos estilísticos en común con los mallorquines.

Justo antes de empezar a cantar, Pau Debon, el vocalista del grupo, colocó una camiseta verde de la Plataforma Crida a los pies de su micro, en un escenario ocupado únicamente por los instrumentos de los músicos y unos focos a sus espaldas. Joan Miquel Oliver, Pau y Pere Debon, Jaume Manresa y Joan Roca atacaron su repertorio con Ballarines de ballet, Camins de plàstic y Tokio m´és igual, para conseguir la primera ovación con Vitamina Sol, del álbum Taxi.

"Gracias y bienvenidos al último concierto de Antònia Font. Hoy es un día para cantar todos juntos y pasárselo bien", saludaron antes de entonar "t´estim, jo volia fer un reggae, crec que això es més un vals", uno de sus muchos estribillos que una vez escuchados, permanecen en la memoria.

El concierto arrancó con fuerza y mucho sentimiento, en el escenario, en platea y en los palcos, ocupados todos sus asientos. A Pau Debon se le vio emocionado, consciente de que estaba viviendo una noche que recordará toda la vida. También el público, que volvió a explotar con Love Song, con las luces de la sala encendidas y las palmas como acompañamiento.

Dos décadas de carreteras y aviones aportan mucho sobre un escenario, y Antònia Font ejecutó su set list sin fisuras, interpretando las canciones como suenan en sus discos, defendiendo su estilo y su sonido con nota, con algunos finales contundentes, como el que realizaron con Armando rampas o Robot, un tema en el que Pau Debon subrayó la palabra "amistad" al cantar aquello de "robot innocent, es deshumidificador no te sent, s´electrodomèstic és un puto enxufat i no sabrà mai que és s´amistat", quizá para acallar las malas lenguas y aclarar que Antònia Font se disuelve con sus integrantes en la mejor de las sintonías, como ya señaló el grupo el día en que anunció su adiós: "Sin controversia ni traumas internos, satisfechos con el trabajo realizado".

"Os quiero a todos con mucha... alegría", pronunció el cantante antes de recibir como respuesta un sonoro aplauso. Los espectadores disfrutaron con todas y cada una de las canciones, aplaudiendo y entonando el clásico "oé, oé, oé". Tras Batiscafo Katiuscas, Antònia Font hizo el primer amago de cierre de concierto, pero regresó con Clint Eastwood, dispuestos a ofrecer un final majestuoso con Iceberg, Alpinistes, Motors, Wa Yeah y Calgary, un bloque que hizo saltar alguna que otra lágrima entre las butacas. El broche final llegó con S´univers és una festa, En s´estiu y una vibrante Viure sense tu, algo a lo que tendrán que acostumbrarse los fans de un grupo que ya es leyenda.