Las nécoras, percebes grandes, berberechos, langosta roja, carabineros y rapes de las Rías Atlánticas, éste último un pescado "feo pero rico, como el president Bauzá", han llegado a Mallorca de las manos del actor Manuel Manquiña -protagonista entre otros filmes de Airbag-, y Germán Fandiño, el alias del showman gallego Tony Lomba. Ambos cantan y describen en tono de humor el poder gastronómico del Atlántico desde el pasado martes y hasta mañana en el hotel Maricel, dentro de un divertido espectáculo que incluye un menú degustación elaborado por el chef con dos estrellas Michelin Gerhard Berktold.

"De lo que se trata es de vender el marisco con sentido del humor y de una forma amena", señala Manquiña cómodamente sentado en una de las salas del Luabay Marivent, el hotel en el que se hospeda junto a su compañero de viaje Germán Fandiño. Los dos ponen rostro a la tienda online Rías Atlánticas (www.riasatlanticas.com), que ha elegido Mallorca para estrenar este tour gastronómico con el que presentan la lista de productos que saldrán directamente de Galicia y se entregarán al día siguiente en cualquier punto de la Península o Balears. La profesionalidad de Manquiña es tal que lo primero que hace cada día desde su llegada a la isla es zambullirse en el Mediterráneo, "para establecer diferencias", aclara.

El gusto por el "humor transgresor" une desde hace años a estos dos vigueses con tablas, también protagonistas de una revista musical con la que giran por la geografía peninsular llamada Música ligera, un homenaje a las suecas que en los 70 volvían loquitos a los españoles y a la música melódica. "Nos gustamos artísticamente desde hace muchos años", confiesa Fandiño, un showman que lo da "todo" en acción. "En cuanto le vi en un escenario, me dije: yo tengo que trabajar con éste algún día -interrumpe Manquiña-. Era lo más transgresor del pop rock español, con un toque Martirio y Almodóvar pero a lo sajón, muy british. Me gusta su planteamiento descarado en escena", subraya este actor que también fue músico en su momento, al frente de los Sporting Transilvania, grupo que funcionó por Galicia y Portugal y con el que "salía a cantar con una serpiente pitón. No basta con tocar bonito, hay que jugar, joder", espeta.

Metido en la piel de Tony Lomba, Fandiño probó suerte el año pasado en la carrera hacia Eurovisión, quedando en el puesto 53, "por delante de La Terremoto de Alcorcón". Que nadie espere encontrárselo en La voz, uno de tantos programas televisivos que "te enseñan a ser un muñeco roto", pero sí en el cine, porque en 2014 interpretará la banda sonora de Rey gitano, la nueva película de Juanma Bajo Ulloa cuya promoción en el último Festival de San Sebastián provocó el escándalo en las filas de ciertos sectores "fundamentalistas" que tildaron el show de "circo bochornoso". "Rojos de mierda" y rimas como "comer los domingos tortilla española" con "darle un buen revés a mi señora" son algunas frases que pueden encontrarse en Bandera, bandera, el particular himno de España interpretado por un Lomba disfrazado de don Juan Carlos que despertó pitos y aplausos por parte del público donostiarra. "Mi única pretensión es reirme, pasármelo bien", aclara.

A salvo de la crisis y el nacionalismo

"Los dos estamos viviendo la crisis de modo diferente al resto porque no hemos enfocado nuestra carrera a la subvención", asegura Fandiño. Otra cosa distinta, y que divide a ambos, es "la salida del túnel" de la que habla Montoro. "Yo sí estoy notando esa recuperación económica, basta con ver la prima de riesgo", contesta rotundo Manquiña. "Aún vamos a más, la sostenibilidad de las empresas no aguanta...", le reprocha su colega. "No nos ponemos de acuerdo, ya seguiremos en la comida", concluyen tras una discusión subida de tono.

En tierra "bilingüe", Manquiña despeja un calificativo que le acompaña en cuanto se teclea su nombre en Google, el de "facha": "Siendo gallego, si no dices que todo el mundo tiene que hablar gallego, te llamarán facha desde algunos sectores (...) Me llaman facha por una cuestión lingüïstica, no por ser xenóbofo u homófobo. Yo no estoy dispuesto a que me impongan lo que tengo que hacer. Yo solo creo en el individuo, no creo ni en los pueblos, ni los colectivos ni en la tribu".