3 domingo, la película

Andalucía, puente de noviembre. Los príncipes de Asturias, infantitas incluídas, en Aguamarga, donde rueda Ridley Scott Exodus. La duquesa descansando en Sevilla porque Alfonso Díez, que ya le montó el pollo, léase gallinero, en el palacio ahora le ha instalado un auténtico spa. Para que se recupere de sus cosas. Y mientras, en Jerez, se celebraba la superboda del antiguo clan de Ambiciones. Pero ¿dónde estaban los ausentes? Les hablo de Álvaro Muñoz Escassi y Sonia Ferrer. La presentadora y el jinete, que se emparejaron en el mismo concurso de piscinas, trampolines y lo que se tercie en que dieron el salto definitivo los novios, les hicieron el feo de no asistir. Porque estos son de los que piensan que más vale cabeza de ratón que cola de león, es decir, mejor exclusiva propia que engordar la ajena. Por eso, y porque la cuchipandi está rota. Se ve que Escassi ha demandado a Lydia Lozano por airear que tiene fotos comprometidas del galán. Como si toda España no estuviese ya con empacho de fotos comprometidas de éste, el otro y el de más allá. Y ahora lo que quiere ver es si en la película de Ridley Scott salen los royals. Aunque sea de figurantes.

4 lunes, el encuentro

España casi entera pasó, por una noche, por las manos de Belén Esteban. Tres pilares: corona, gobierno y deporte nacional. La de San Blas coincidió en un evento con los príncipes de Asturias, Rajoy y el presidente del Atlético de Madrid. Según su propio relato, los primeros, el príncipe y la princesa, le preguntaron cómo iba de "lo suyo" y la llamaron Belén. A ver cómo si no. El segundo le dijo, de nuevo según sus palabras, que "la cosa está jodida" y ella, de acuerdo con algunas cronistas, le mentó a Bárcenas. Y al tercero, cuentan otras fuentes, se le ofreció como voluntaria a ponerle la bufanda al dios Neptuno. De Belén sabemos, porque lo sabemos todo, que es del Atleti, monárquica y del PP, así que imaginen qué noche la de aquel día. Para ella. Para España no sé.

5 martes, apuestas

Sara Carbonero no quiere que su niño se llame Íker. Hace bien, habiendo como hay tanto santoral por delante. Además, que no tiene de qué preocuparse. Una casa de apuestas -de esas que vuelven locos a los británicos, que juegan a adivinar desde la marca de la faja de Pippa en la boda de Kate hasta la pluma que llevará Camila en el tocado- ya se está ocupando. Es la misma firma, para que se hagan una idea, que permite también apostar por el número de películas que lanzará en España durante 2014 Ana Obregón, la popular actriz, presentadora, bailarina, bióloga y guionista. Las opciones son tres, dos, una o ninguna. No quiero ni imaginarme la puja. Gentes de poca fe.

6 miércoles, el fallo

Hay dos maneras de ver el mundo de los famosos: desde dentro, descarnado y destripado, pura víscera, o desde fuera, ideal de la muerte como los corazones de Anne Igartiburu y tamizado, sin arrugas, espinillas ni michelines como las páginas de Hola. Lo digo por la boda de Jesulín y Campanario, perdón, la boda de Víctor Janeiro y Beatriz Trapote. No sé por qué he dicho eso, igual porque salen los cuatro en la foto. Lo digo porque nos han vendido un enlace perfecto, un enlace que ha vuelto a reunir a la familia. Un enlace que fue un espectáculo digno de José Luis Moreno, uh, uh. Pasen y vean: María Jesús y su acordeón, Mari Carmen y sus muñecos y el de Ubrique -¡lo que se perdió la música!- entonando su Toa, toa, toa. Un hit, un clásico. Y, a pesar de tanta perfección, un fallo. Créanme. Un error garrafal. ¿El tocado de Raquel Mosquera?, se preguntarán. Pues no, era discreto. ¿El matrimonio en sí?, en absoluto, les auguro mucho futuro, como Rappel, que también estaba. Alguien halló el fallo en la portada. Una manga, una solapa, un apunte de traje gris de señor descabezado entre Jesulín y la novia. Lo que Dios (o un juez o concejal, o la televisión incluso) ha unido que no lo separe el photoshop.

7 jueves, el príncipe y el pulpo

Lo nuestro no es nada comparado con otras casas reales. La belga, sin ir más lejos. El rey Alberto, que abdicó el verano pasado, anda ahora pataleando porque con un millón de euros al año no llega a fin de mes, acostumbrado como estaba a 11,5. Ah, se siente, haberlo pensado antes. Su hijo el príncipe Laurent, hermano pequeño del rey Felipe, que es un pieza, ha contado en una entrevista que su "mayor sueño" sería hablar con "todos los animales del planeta", con una mosca o un pulpo, sobre todo con un pulpo. "¿Puedes imaginar por un segundo la riqueza intelectual de conversar con un pulpo y de tener su experiencia?", dice el hombre. Su asignación, por cierto, es de 307.000 euros año. Juzguen ustedes la inversión.

8 viernes, una nueva generación

Es ley de vida. Llega una nueva generación; una no, dos nuevas generaciones. El aplicado niño Lequio Obregón, el cantante en ciernes Zeus, el desnortado José Fernando. Nos habíamos acostumbrado a ver a la vera de sus famosos papás a los Rivera, la prole Preysler al completo, Borjita de la mano de Tita y el barón y demás, habíamos aprendido a estirar los diminutivos hasta la saciedad: Rociíto, Paquirrín. Y ya ha debutado, con intermediarios porque es menor de edad y el defensor vigila, la niña del pollo. Parece que fue ayer cuando Kiko subía al escenario con mamá, parece que fue ayer cuando su hermanita subía al escenario con mamá y ahí los tienes, criando ambos. Son los hijos de los hijos de los famosos. No son coleccionistas de arte, ni cantantes, ni aristócratas, ni siquiera biólogos, pero todo se hereda, los títulos, los cuadros, con más razón los focos. Llegan para quedarse, para unirse a Suri, Harper, Milan y todos esos bebés mediáticos. Unos monstruos es lo que hemos criado. A nuestros pechos. Carne de exclusiva. Como cantaba antaño Julio Iglesias, cuando pronunciaba con acento de la meseta, la vida sigue igual.