­Es muy probable que no fuera consciente de ello, pero el capitán y político británico Francis Duncan estaba creando una suerte de tebeo cuando entre 1872 y 1877 puso en circulación un manuscrito-cuestionario con nueve preguntas que contestaron mediante viñetas 18 dibujantes ingleses. Un tesoro en la era pre-cómic que, felizmente, halló el coleccionista mallorquín Pep Escudero en la librería anticuaria de Palma Fine Books, en la calle Morey. Un curioso volumen que compró y que ahora se publica en facsímil junto con nuevas respuestas realizadas por algunos de los mejores dibujantes de España. Esta suerte de tomo actualizado lo publicará Dibbuks en mayo, pero empezará a promocionarlo a partir del próximo jueves en el Saló del Còmic de Barcelona.

Cuenta el también dibujante mallorquín y aficionado al cómic Jaume Martí, promotor y coordinador de Nueve preguntas, que se planteó publicar este proyecto que gira en torno al hallazgo de Escudero hace dos años, durante el salón barcelonés. Fue cuando se iniciaron las primeras conversaciones. Y poco a poco, la idea fue tomando cada vez más forma en las Jornadas de Avilés, espoleado Martí por algunos dibujantes mallorquines como Pere Joan o Bartomeu Seguí. Fue entonces cuando comenzaron los contactos y el mailing para fichar a los autores del libro, un total de 33 dibujantes que fueron respondiendo a preguntas como cuál era su vicio, su comida o su ocupación favoritos. La nómina de mallorquines que dibujan es amplia, habida cuenta de su relevancia en el panorama del cómic patrio. Respondieron sobre sus amores, comodidades, odios y gustos María Cuadrado, Flavia Gargiulo, Max, Toni Nievas, Pau, Tomeu Pinya, Seguí, Pere Joan, Tatúm, Rafel Vaquer y el propio Martí. Su trabajo se combina con las viñetas de grandes como Calpurnio, José Domingo, Miguel Gallardo, Keko, Kim, Javier Olivares, Miguel Porto o Fernando Vicente.

Tras las páginas que reproducen el facsímil del original -en un papel que imita la textura antigua-, el volumen entra a degüello con las viñetas actuales en los más diversos estilos. Junto a la página dibujada, hay otra en blanco pensada para que el autor de la misma pueda firmarle una dedicatoria al lector. Asimismo, en ella, además del nombre propio del dibujante puede encontrarse otra información como su página web, dirección de correo electrónico, twitter o facebook. Amén de los autores reseñados anteriormente, cabe señalar la participación de Marta Alonso Berná, Juan Álvarez, Sergio Bleda, Ángel de la Calle, Jérôme D´Aviau, Ana Galvañ, David López, Guillem Marí, Sebas Martín, Pere Mejan, Guillermo Ortego, Javier Pina, Emma Ríos o Enrique Vegas.

Acerca del manuscrito original, el escritor y guionista Alberto López Aroca apunta en el prólogo que el cuaderno (como objeto físico) adquirido por el coleccionista mallorquín es uno de los realizados por el pintor y retratista Samuel Stanesby, autor de las ilustraciones para diversos libros publicados por la editorial Griffin and Farran entre 1857 y 1865, ejemplares "que actualmente costaría cada uno no menos de 1.000 dólares", calcula el prologuista.

La obra de Duncan y sus colaboradores -que ahora podrán disfrutar los lectores- es "harto interesante", según López, "y se acabará reconociendo su importancia histórica". Eso sí, cómo arribó el cuaderno a la librería de Palma continuará siendo un misterio. Sus hojas contienen en concreto las obras de 18 autores distintos, entre ellos la del mismo capitán Duncan. Algunos de los dibujos carecen de fecha o firma, y prácticamente todos están rubricados con iniciales.

Las teorías y análisis de las viñetas por parte de López Aroca son cuando menos curiosas (indaga al más puro estilo Sherlock Holmes). En el prólogo, desliza la remota posibilidad o acaso la broma (se pregunta a sí mismo) de que Francis Duncan fuera el mismísimo Frederick Bailey Deeming, uno de los sospechosos en la larga lista de posibles destripadores de Whitechapel, un asesino múltiple que, entre otros muchos alias para cometer sus crímenes, había utilizado el de "Francis Duncan".