La muerte de Kevin Ayers, la leyenda del pop psicodélico que falleció esta semana en Montolieu, ha dejado en estado de "shock" a sus amistades, quienes le califican de "genio para las melodías" y destacan sus aptitudes en el ejercicio de "la ironía". Tomàs Graves, el hijo del célebre poeta británico, le conoció desde su primera visita a Deià, "adonde llegó de vacaciones mediados los años 60 con los hijos de unos amigos de mis padres", recuerda el también músico de la Pa amb Oli Band, y donde también nació el proyecto de Soft Machine, banda que trató de tú a tú a los Pink Floyd de Syd Barret, figura con la que Ayers, según Graves, guarda ciertas similitudes.

"Kevin Ayers -señala Graves- era una persona con mucho corazón pero le costaba creer en su propia música. No tenía mucha autoestima musical aunque era un genio para las melodías y tenía un don para las letras irónicas, provocativas y divertidas". Nunca llegó a ser una estrella del rock, algo que sí buscaba la industria, queriéndole otorgar una imagen de "dandy decadente que no iba con él", apunta Graves. Siempre se rodeó de grandes nombres, como los de Mike Oldfield, Andy Summers (The Police), Brian Eno o John Cale, con quien ofreció un concierto "caótico" el 13 de agosto de 1982 en la plaza de toros de Alcúdia. "Los ensayos sonaban muy bien, pero el concierto fue un auténtico caos [Cale y Ayers salieron a escena pasados de vueltas]. Tuve que salvarlo como pude, con una plaza de toros que solo tenía una salida y una imagen en mi cabeza: a Lou Reed le habían tirado el equipo encima unos meses antes por algo parecido en Madrid", relata Joan Bibiloni, quien recondució la actuación apoyado en otros dos mallorquines de la banda de Ayers, Miquel Figuerola y Pere Colom. "Conocí a Kevin en un bar. Él estaba solo y medio aburrido. Nos pusimos a tocar, sin parar, por lo menos durante cinco o seis horas", cuenta Colom en Cabello de ángel, el libro de Fernando Merino.

En Mallorca, Ayers también grabó uno de sus 18 discos, Deià... Vu, en los estudios Maller de Palma, producido por Bibiloni y publicado por Blau, el sello de Miquel Àngel Sancho. "Siempre que iba a Maller me lo encontraba dormido en el sofá, pero me sorprendía cuando se transformaba en artista, con una fuerza que sorprendía", subraya Sancho. "También tenía talento para la cocina, en especial para los platos de pescado", agrega Bibiloni.

El que fuera alma gemela de Ollie Halsall, cuya muerte en 1992 víctima de las drogas "le dejó huérfano", ofreció sus últimas actuaciones en Mallorca en 2005 y 2006. "Era tímido, pero muy cariñoso -asegura Graves-, por eso se refugiaba en el alcohol, para no enfrentarse al público. En el Xesc Forteza tocó de espaldas y pidió que le envolvieran en luces rojas para evitar que se viera en su rostro el paso del tiempo".