­­Es uno de los paisajistas más respetados. Profesor de la Escuela Superior de Paisaje de Versalles, Gilles Clément (Argenton-sur-Creuse, 1943), miembro de Europe Écologie, el partido verde que inspiró Daniel Cohn Bendit, es un teórico del llamado ´jardín en movimiento´.

-Habla muy bien el español.

-Lo aprendí en Nicaragua de joven. Entonces, para librarte del servicio militar, había la posibilidad de hacer un servicio civil y me mandaron allí. Yo no sabía ni dónde estaba Nicaragua y fui profesor -asesor técnico, le llamaban- en un liceo agrícola en Matagalpa, una ciudad perdida entre las montañas nicaragüenses.

-Botánico, ingeniero agrónomo, paisajista, jardinero, ensayista, docente, ¿qué es realmente?

-Mi profesión oficial es la de paisajista, alguien que construye espacios públicos, jardines, parques. Pero digo que soy jardinero porque tengo un jardín y lo mantengo. El jardinero trabaja sobre todo con seres vivos, mientras que el paisajista puede trabajar con muchas más cosas, madera, hormigón, cemento... También hago espacios arquitectónicos pero no es lo importante para mí.

-¿Por qué?

-Porque todo ha cambiado desde el siglo pasado, la ecología vino a advertirnos de que los recursos naturales no son inagotables y que tenemos que pensar en la biodiversidad. Las ciudades se expanden, aumentan las carreteras y la tierra va menguando. En Francia, cada diez años, desaparece una superficie de tierra cultivable equivalente a un departamento (provincia). Hay que hacer algo, no podemos seguir así.

-¿Qué propone?

-Que el desarrollo de las ciudades no sea sobre las tierras cultivables, para la verdura, las plantas, los animales, sino redimensionarlas y hacer otro tipo de urbanismo completamente nuevo, como están haciendo Burdeos o Montpellier.

-¿La crisis lleva a otra manera de vivir?

-La crisis es algo terrible pero al mismo tiempo es una manera de ser más inteligente con nuestro medio ambiente y con los medios que tenemos. Se trata de hacer lo más posible con lo menos posible.

-¿El jardín en movimiento?

-Es una experiencia que hice hace mucho tiempo en mi propio jardín y, después de ocho años, expuse la teoría. En realidad es eso, hacer lo más posible con lo que nos da la naturaleza y lo menos contra ella. Se llama jardín en movimiento porque el jardinero sigue el movimiento físico de las plantas. En vez de arrancar las plantas que invaden el sendero, el jardinero cambia el camino. Hay plantas a las que les gusta moverse, ¿decidimos que son maleza? ¡No! Son una riqueza fantástica; el término de maleza no existe.

-¿El papel del jardinero?

-Observar lo que ocurre y luego hacer solo lo imprescindible para mantener la vida. El jardinero debe establecer un diálogo con la naturaleza, no domesticarla.

-Cuando llegó Sarkozy al poder, decidió rechazar los proyectos con el Estado.

-No quise hacer nada con el Gobierno y rechacé proyectos, coloquios, seminarios. Su llegada fue un golpe tremendo para mí. Hoy tenemos otro Gobierno (el de Hollande) que no es una maravilla pero, con la actual situación europea... Sarkozy era de un cinismo insoportable, horrible, no sé cómo la mayoría de los franceses pudo votarlo. Yo no quería ayudar a esa gente.

-Y decidió dedicarse a ´proyectos de resistencia´.

-Sí, son proyectos ecológicos, pero también son una forma de resistencia al sistema consumista absurdo, inútil y peligroso.

-¿Es un radical?

-Sí, pero es que yo vivo así. En mi casa no hay red eléctrica, tengo placas fotovoltaicas y los aseos son secos, tengo sistemas de reciclaje ecológico de todo. Vivo como siento y no gasto mucho.

-Su modelo ecologista es difícil de generalizar hoy en día.

-Cada vez hay ricos más ricos y pobres más pobres. Muchos se enriquecen rápidamente en la Bolsa. La Bolsa es la única arma de destrucción masiva que funciona, puesto que las armas atómicas no funcionan. Mata a mucha gente. Los bancos han vinculado el dinero de nuestras cuentas depósito a la Bolsa, ¿por qué lo aceptamos?