Karma Tenpa, monje Guelong, disertó ayer en el Club Diario de Mallorca sobre la meditación en el día a día. A lo largo de su conferencia, el monje quiso "contrarrestar la idea tan extendida de que la meditación es solamente un confort emocional". Así, aseguró que "meditar es darse cuenta de lo que está sucediendo, de cuáles son los impulsos de la mente y cómo uno puede intervenir en un sentido más abierto, inteligente y coherente". No es suficiente en aislarse y pasar un buen rato, la meditación diaria requiere prestar atención a la mente, observarse a uno mismo.

El monje también explicó al público asistente cómo pueden trabajar con los aspectos conflictivos y encontrarles una cara positiva.

Puso un ejemplo: transformar la ira en paciencia. Así, en el caso de un rifirrafe con un compañero de la oficina, Karma Tenpa dejó claro que la ira lo ocupa todo, por ello, es necesario darle espacio. El monje concretó que "no hay que llevar a cabo lo que enseguida te propone la mente como gritarle, enfadarse o decirle tal cosa". En este caso, el experto recomendó tratar de observar el impulso para que se diluya. Por ejemplo, prosiguió, "decirnos a uno mismo estoy enfadado; de tal manera que el hecho de nombrarlo ayuda a gestionarlo para luego contestar al compañero con firmeza pero sin enfadarse". Y es que si contestamos enfadados, remarcó, ponemos en marcha mecanismos más destructivos.

El monje explicó que la intención de la meditación en el día a día es "aprovechar todas las circunstancias de nuestra vida cotidiana para poner en marcha los recursos auténticos que tienen las personas". La vida tiene aspectos amables pero también difíciles. El secreto, apuntó, es gestionarlos de una manera más equilibrada y apaciguar el carácter reactivo que tiene la mente.

La meditación es "una actitud contemplativa de tu manera de estar en el mundo". Karma Tenpa recomendó mantener una actitud abierta y fresca, además de observar los aspectos nocivos de la mente, que hay que desactivar, y cuales son los positivos y sanos, que hay que cultivar. Además, dejó claro que en nuestra vida interna, somos nuestro propio jefe, establecemos nuestro proyecto y nuestra manera de interpretar lo que nos sucede. Para esto, dijo, hay que desarrollar cierta templanza y cordura. Eso sí, lograrlo conlleva un largo entrenamiento pero es esencial tener voluntad y entusiasmo. Así recomendó convertir la meditación con un objeto de consumo.