Ayer por la tarde se echó de menos el recuerdo de una imagen: la de la viuda de Miró, Doña Pilar Juncosa, ya algo pobre de salud, saludando desde la terraza de su casa al gran número de invitados que asistían a la inauguración del edificio de Moneo. Aunque quien escribe esta crónica no estuvo presente en 1992, pudo imaginarse la satisfacción -después del esfuerzo que la familia Miró dedicó a levantar la institución ubicada en Cala Major- que significaba para Doña Pilar y su marido que el legado del pintor fuese al fin patrimonio del pueblo de Mallorca, un deseo tantas veces reiterado públicamente. Porque al fin y al cabo ése era su mayor sueño y su más temible pesadilla: perder su universo creativo, diluido en aguas del olvido o simplemente sepultado bajo nuevos muros: "...No deseo que algún día se levante alguno de aquellos rascacielos horrorosos que me rodean... me atormenta la idea de que algún día un pájaro carpintero pueda llevarse las paredes y que los dibujos de Son Boter se pierdan para siempre..."

Alcaldes de antes y de ahora, patronos de la Fundació, concejales y amigos de los herederos del pintor recordaron ayer, como en aquel acto de 1992, la figura del genial artista. Su mujer no estaba presente, de la misma forma que tampoco su nieto, Emili Fernández Miró, que falleció el pasado mes de agosto en aguas mallorquinas. A él fueron dedicadas las sentidas palabras de su amigo, Pepe Pardo, que ahora ocupará su puesto como patrono tras ser elegido ayer en la reunión semestral. En ellas hubo halagos a su trayectoria profesional, defendiendo -"en su honor"- con la mejor arma, el léxico, las acusaciones de sus "detractores", y destacando la inmensa labor que supuso elaborar, durante años, un "sólido cimiento", que es el Catálogo Razonado de Esculturas, junto a la historiadora Pilar Ortega. "Exigen no pocas cualidades, además de la tenacidad y la paciencia, para llevar a cabo una publicación que se acerca a las 400 obras y que supone una muestra internacional de primer nivel", recordó.

En la misma línea, la directora Elvira Cámara y el alcalde de Palma, Mateu Isern, dedicaron unas sencillas palabras para el recién fallecido. "Sólo Palma tiene la inmensa fortuna de tener este espacio [la Fundació]que suponen una de las riquezas culturales más valiosas, su universo personal", apuntaba Isern.

Tras el parlamento se dio comienzo sin dilación al concierto intimista que ofreció el guitarrista y compositor de Manacor, Damià Timoner. Sólo queda esperar que desde aquel otro universo que habita ahora Miró, siga estando orgulloso.