Beatriz Vilas. Experta en coaching profesional y comunicación emocional. A todos suena la palabra ´coach´ pero... ¿ qué es en realidad? "Desde luego, no es David Bisbal", sentencia la autora de ´Coaching para torpes´, de la editorial Oberón Práctico.

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-¿El mundo se divide entre torpes y no torpes?

-Se divide entre los que saben y no saben. Entre los que ven y los que todavía no. Yo no diría torpes, pero el libro pertenece a la colección de Anaya, que lleva 20 años en el mercado editando libros "para torpes", como éste.

-Con tanto trabajo como tiene usted (compagina la gestión de las empresas de coaching con su labor de docente en la Universidad) le queda algo de tiempo libre para ser feliz?

-(Se ríe). Es que es otra filosofía de vida. Yo soy feliz mientras hago todas esas cosas. Para mí la felicidad es algo totalmente diferente. Es saber disfrutar del día a día, sin esperar a que la felicidad "llegue" como unas vacaciones.

-Entonces es feliz y enseña a serlo.

-Sí. Totalmente. Desde mi punto de vista, sin ser una verdad absoluta, aconsejo a mis clientes que si están esperando a que lleguen acontecimientos extraordinarios para ser personas felices se van a morir sin serlo nunca, porque la vida son continuos quebraderos de cabeza con pequeños instantes de felicidad plena.

-Es, como la Coca-Cola, el secreto de su libro.

-Efectivamente, enseñar donde reside exactamente la felicidad.

-Las palabras quedan muy bonitas pero... ¿Cómo se mejora la situación laboral cuando se tiene a un jefe inepto que menosprecia sistemáticamente tus logros?

-Esto es una gran pregunta. Se mejora, primero, aceptando. La mayoría de las personas sufrimos porque nos resignamos a las situaciones, pero no las aceptamos. Tengo un jefe inepto y ahora, quizás, no puedo hacer nada para cambiarlo.

-A mí la "aceptación" me suena a resignación.

-No. Cuando uno se resigna tiene una connotación negativa, va unida al dolor. Cuando tú aceptas empiezan a surgir ideas. ¿Qué voy a hacer para cambiar esta situación? Primero, si es insufrible, buscar otro trabajo o departamento. Segundo, intentar ver por qué mi jefe y yo tenemos esa tirantez, por ejemplo.

-¿Y si las causas van unidas a prejuicios o envidias?

-En ese caso (uno de los que tratamos primero) tendríamos que intentar que esa persona "cambiara" la forma de vernos. Si no, pues sólo nos queda buscar otra perspectiva, no hay otra.

-En esta tesitura económica actual, pocas personas podrán renunciar tan fácil a sus empleos.

-Totalmente de acuerdo, pero la solución tampoco pasa por estar toda la vida sufriendo.

-Usted dice que un coach no es un entrenador personal, ni un terapeuta ni un formador. ¿Es David Bisbal un coach?

-No... (se ríe). Hablamos de un acompañante en el camino de una persona, para que cumpla unos objetivos que se marca. Para que te hagas una idea, somos casi como unos filósofos de vida. Para que extraigan lo mejor de sí.

-¿Qué diferencia entonces a unos de los otros?

-Decimos que no somos entrenadores porque cuando alguien entrena a alguien, éste tiene que saber unos conocimientos y enseñarlos. Nosotros partimos de la humildad de que lo que yo conozca no importa, más bien lo que mi cliente sepa, su potencial. Tampoco tratamos patologías, aunque en realidad la línea entre el coaching y la psicología es muy fina.

-¿Cómo se vence el miedo a no equivocarse?

-Enfrentándose a él, es decir, equivocándose.

-¿Qué puede ofrecer su libro que no hayan hecho otros?

-Mi libro ayuda a desdramatizar situaciones. Va a hacer que se vea la vida de otra forma distinta. Y está hecho para que lo pueda leer desde una ama de casa a un empresario o político. Quiere llegar a todo el mundo, para poner unas pinceladas al proceso, sin llegar a ser un sustituto del mismo.