­Preguntan los intérpretes si hablar de copla no es hablar de poesía; no cabe duda, afirman, que un estilo musical que nace en el siglo XVIII y que ha perdurado a través de los tiempos hasta estos días tiene que tener algo que "engancha". ¿Por qué no recuperarlo en la isla, donde existen muchos amantes de ese sentimiento intenso?

Es, precisamente, ese "sentir", que apasiona cuando canta Nati Carrillo -´Nane´ como nombre artístico- lo que la impulsa a vivir la copla como tal y, con toda seguridad, lo que ha hecho que el género no muera, reflexionan.

Al margen de cantar 17 piezas musicales "clásicas", que van desde Pena, penita pena, pasando por La Zarzamora, dos pasodobles, Ojos verdes o María de la O, la cantante asegura que todas ellas guardan un denominador común: la intensidad y la pasión con las que se interpretan. Porque en la copla "hay que ser más actriz todavía".

Y como el objetivo, cuenta Felipe Campuzano Junior, es "transmitir", qué menos que con aquella música con la que se ha nacido: "Me he peleado conmigo mismo por cambiar mi estilo, pero no puedo; siempre sueno a mi padre", reconoce el pianista.

En el Auditòrium tocará, los días 9, 10 y 11 de noviembre, tres piezas de su progenitor (Las Salinas o Melancolías, entre otras) en un solo de voz y piano que incluye, además de los tradicionales, algunos temas de Rocío Jurado, Isabel Pantoja o Miguel Poveda, este último "un pedazo de artista" para Campuzano.

Historias de amor y desamor que no han evolucionado en el tiempo, pero sí sus intérpretes "que lo viven de otra manera". Sobre los nuevos cantantes, reconocen que están hechos de otra pasta: "Voces increíbles ahora hay muchas; encontrar un artista es tarea más difícil".