En la última exposición de Víctor Borisov (Bacú, Azerbaiyán, 1950), si pudiera borrarse la fecha de los cuadros, es imposible distinguir cuáles fueron pintados antes y cuáles después del accidente que sufrió hace cuatro años. La destreza con los pinceles continúa intacta. "Quería que en esta retrospectiva de mi producción quedara patente que no he perdido ninguna cualidad para la plástica", explica el pintor afincado en Mallorca a las puertas de una sala del Club de Mar donde hoy inaugura a las 20 horas.

Su última exposición recaló en Sorrento (Italia) el pasado verano, y ahora regresa con esta muestra formada por una treintena de obras -entre pinturas y dibujos- que él mismo ha seleccionado. Por ámbitos, el espectador podrá contemplar una serie de retratos femeninos de estilo renacentista. A continuación, destacan una serie de escenas contemplativas emplazadas en paisajes desérticos de estilo daliniano. En dos de estas estampas, es posible visualizar la precisión y el detallismo con que Borisov representa el cuerpo femenino. "La mujer me obsesiona, es la luz que ilumina mi vida", refiere el artista, que suele trabajar con modelos. "Ahora mismo estoy más centrado en la temática erótica, aunque en esta muestra sólo haya un dibujo sobre el asunto", señala.

Borisov es un pintor de retos, se enfrenta a todos aquellos aspectos de los que históricamente han huido los artistas: por ejemplo, representar las manos, los pliegues o incluso la anatomía de los animales. Llaman mucho la atención sus cuadros de caballos, bien ejecutados y que a su vez simbolizan el propio carácter del pintor. "Desde la Antigüedad, son una metáfora de la fortaleza. Tanto es así que los guerreros que se quedaban sin equino se quitaban la vida", asegura.

Una naturaleza muerta con rosas o el dibujo de su antiguo estudio en Copenhague acaban de convencer al espectador de que Borisov domina la figuración y se escapa de las modas actuales del arte contemporáneo. "No tengo influencias de ningún artista. Si acaso, sí puede haber influjo en mi obra de la escuela flamenca y holandesa, pero nada más. A partir de ahí, he podido extraer y crear mi propia personalidad", indica.

Junto a la de Borisov, hay otra pequeña exposición de la abogada y pintora novel Ascensión Verd. Entre sus piezas hay paisajes figurativos y también la pintura de un caballo.