Lo reconozco. En algunos momentos de mi lectura de la trilogía de Grey, he querido ser Anastasia Steele. Seamos francas. ¿Quiénes de ustedes, aunque sea por un instante, no se han imaginado como Julia Roberts en brazos de Richard Gere en la ya mítica Pretty Woman? Pues eso, nada más y nada menos es lo cuenta la novela de E. L. James. Una historia de amor y desamor a lo Corín Tellado solo que el fundido en blanco cuando los amantes llegan a la cama aquí se explica con todo lujo de detalles. Aunque ahora necesito volver a mis argumentos preferidos, la prosa criminal, en algún momento me he visto diciendo eso de " sí, señor Grey: azóteme".