Los últimos comportamientos del Ministerio de Cultura, administraciones locales y espectadores han sumido al Teatre del Mar en un estado de "extrema incertidumbre acumulada", según el director de esta fundación, Carles Molinet. La subida del IVA, que "solo servirá para destruir más tejijo empresarial" y no logrará recaudar "ni un euro más", es solo la punta de un iceberg amenazador ante la que han puesto protección: no se tocan los abonos y se potencia la complicidad con los espectadores, de modo que si se ven dos o más espectáculos en un año las entradas saldrán "a buen precio". Si el ayuntamiento "hubiera salido" del patronato tendríamos que haber cerrado, confiesan desde el Teatre del Mar, donde se ha despedido a prácticamente todo el personal y solo se mantiene a una persona con sueldo, la gerente. "El resto trabajamos de modo altruista", apunta Molinet, quien lamenta tanto "las patadas" como los retrasos en las promesas, como la esperada ley de mecenazgo.