Aunque Froilán y Victoria, los hijos de la infanta Elena, han ido este verano solo tres días a las clases de vela, también tuvieron su premio. Ayer, la reina y su primogénita presidieron el tradicional fin de curso del club de Calanova que entrega sus diplomas a todos los niños que participan en él. Un acto multitudinario y muy familiar en el que los pequeños de la Familia Real se sienten como en casa.

Pasadas las cinco de la tarde, el enorme despliegue policial anunciaba la llegada de doña Sofía. Vestida con una colorida camisa, y pantalones azul cielo, la reina saludaba a los profesores del centro. A su lado, la duquesa de Lugo y su reconocible trenza del pelo.

Tras saludar a Froilán y Victoria, se trasladaron al interior para refugiarse del calor y allí entregar los diplomas a los chavales que durante cinco días han estado aprendiendo las técnicas de la navegación; unas prácticas en las que se ve con mucha soltura a los hijos de la infanta Elena, que llevan realizando el curso varios veranos, continuando así la tradición y el gusto que siente la Familia Real por los deportes náuticos.

Como todos los niños, al recibir su diploma, el nieto mayor de los reyes buscó a uno de sus amigos para presumir de título. Más tímida, su hermana buscaba los brazos de mamá.

Sin tiempo para conversar, la reina se dirigió a su coche media hora después mientras que la infanta Elena sí se quedó un rato más departiendo con los padres de otros alumnos.

Para hoy está prevista la llegada de los príncipes de Asturias y las pequeñas Leonor y Sofía que se instalarán en Son Vent, donde pasarán aproximadamente una semana. El próximo domingo 12 estarán en los Juegos de Londres.