"En Mallorca tenemos tres heridas abiertas: la Guerra, la destrucción del paisaje y la lengua"
El escritor Gabriel Janer Manila acaba de publicar ´Amor captiu´, libro que cierra un ciclo de nueve novelas sobre la sociedad isleña que arrancó con el título ´Paradís d´orquídies'
m. elena vallés. palma
–De toda su producción, ¿es éste el libro más vinculado a la actualidad?
–Todos mis libros lo están. Toda novela es una representación de la realidad, no una fotografía, una crónica o un relato costumbrista sobre ella. En esta novela he intentado hacer una representación. Y he luchado mucho por conseguirlo. Por ejemplo, no me ha interesado hacer diálogos realistas, sino que quiero que en ellos se digan cosas con las que se representa un mundo.
–En la novela habla de "responsables políticos que habían pagado bienes inmobiliarios que habrían adquirido de forma voraz" con dinero que no se sabía de dónde había salido. ¿Pensaba en Matas cuando escribió esto?
–No hablo de Matas ni de nadie en concreto. Además nunca pondría nombres propios. Esto es un texto de ficción. Los hechos reales son mucho peores de cómo salen en la novela. Creo que es una novela provocadora. Desde L´abisme pienso que todas mis novelas lo son. Ésta no huye de cierta tónica que se dio en mí desde que empecé a escribir. Es una novela agresiva, provocadora y valiente.
–El secuestro de Natascha Kampusch también le ha inspirado. ¿Por qué precisamente este caso?
–Es la anécdota de la novela. Leí esta noticia en los diarios y decidí utilizarla como célula inicial de la historia. Tampoco me informé a fondo sobre la cuestión.
–¿Estamos ante una historia de amor?
–Sí, de amor perverso. La historia entre secuestrada y secuestrador me sirve como metáfora del amor y del odio que a la vez sentimos por Mallorca. Vivimos en esta isla con sus cosas, y ya que estamos en ella hemos de intentar ser felices.
–¿Una novela que habla de vicios humanos no debería haber rebajado el pulso poético en pro de la coherencia con el tema?
–No tiene por qué. El lenguaje poético está ahí de nuevo. Damià Pons dijo una vez sobre mi estilo algo que me gustó. Habló de "lirismo lúcido". Me dejo llevar por la emoción. Me interesa el hecho lírico como una emoción por las cosas pequeñas: una comida, lo efímero, aquello que miras en un solo momento. Cuando escribo, me he de esforzar constantemente para no ser pedagogo. A mí lo que me interesa es contar historias. Todo lo que no se puede narrar no existe.
–Vayamos a los personajes. ¿Es Johann un psicópata?
–Johann es muchas cosas. Es un hombre enfermo. Pero en la novela están todos mal. Quizá el juez es el único que está bien. Hablando de todo esto de la corrupción, un amigo mío me decía bromeando que Mallorca se ha salvado por la corrupción; sin ella, ésta sería una tierra muy sanguinaria. En parte, tiene razón. Pero no desvelemos el final del libro.
–Los intereses urbanísticos tejidos en la novela podrían ser reales. ¿Cuándo se curará la isla de su voracidad?
–Además de los problemas sociales que tenemos, como la miseria o la pobreza, creo que en Mallorca aún tenemos tres grandes heridas que no están resueltas. Una es la Guerra Civil. Siempre que hablo de ella me acuerdo de las palabras del Pare Gaspar Munar: "Durant la guerra, els nostres no en feren de bona". Pues creo que a veces bastaría que se dijera a menudo esto mismo que afirmó Gaspar Munar. Puede que así se cerrara la herida. La segunda es la destrucción del paisaje. Lo destrozamos como comemos cacahuetes. Mis nietos no podrán comprar ni vender un solar. La última herida sería la lengua.
–En la novela George. El perfum dels cedres aludía también a la destrucción del paisaje por parte de los mallorquines.
–Sí. En ella partía de una frase que George Sand escribió desde Marsella a su editor. Ella afirmaba que allí donde el país era bello y la tierra espléndida, los hombres eran malvados y perversos. Pues esto es un poco lo que yo intento explicar en esta novela.
–¿Está de acuerdo con los obituarios dedicados durante estos últimos días a Fraga?
–No. Está claro que han obviado muchísimas cosas. Yo te puedo decir que durante el tiempo que duró su ley de prensa nunca en mi vida lo había pasado peor. A mí me procesaron por L´agonia dels salzes, un libro en el que en un momento determinado describía un campamento del Frente de Juventudes, con toda aquella parafernalia. De manera poética afirmaba que los caídos protestaban contra todo aquello. Yo creo que Fraga ha dado cuerda para que se olvidaran algunas cosas. Probablemente sí tuvo un papel importante durante la Transición, juntándose con Carrillo. Dio así la imagen de hombre demócrata. Pero según qué cosas se han dicho estos días no las entiendo muy bien.
–¿Ha sido un error recuperar los Ciutat de Palma en castellano?
–Sí. Yo ya le dije a Catalina Cirer que la lengua propia de aquí es el catalán. Y que el castellano tiene muchos más premios en la Península. Pero no niego el castellano. Creo que se pueden organizar cosas en esta lengua.
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