R. Costa: "En todas las familias hay silencios, cosas que duelen"

La cineasta Renate Costa conversa con nosotros sobre "Cuchillo de palo", un documental premiado que muestra la situación de Paraguay.

Renate Costa

Renate Costa

Julia Albaladejo.

El tío de Renate Costa (Paraguay, 1981) murió de tristeza. O eso le dijeron. Una forma de cerrar una herida que, sin embargo, nunca curó ni dejó de dar vueltas en la cabeza de esta cineasta que ha convertido el silencio de su familia y el de una sociedad marcada por 35 años de dictadura en un documental, 'Cuchillo de palo'.

El recuerdo de la muerte de su tío es el punto de inicio de Cuchillo de palo

La verdad es que es una respuesta que impacta, pero cuando eres más pequeño no preguntas; luego, al crecer es cuando piensas que eso es imposible. En cualquier caso fue una respuesta que dejó muchas huellas en mí que, con el tiempo, fueron removiéndose, creando la necesidad de volver a mirar atrás.

¿Fue duro recordar lo ocurrido? ¿Romper el silencio?

Yo siempre digo que esta es una película que habla sobre la aceptación pero lo que muchas veces se ve en ella es la negación. La dictadura en Paraguay duró 35 años y ninguna película había abordado el tema antes, era muy duro mirar hacia ahí, había mucho dolor. Y esos dolores existen en todas las familias; silencios, cosas que sabemos que nos van a estrujar por dentro, que nos van a hacer daño, pero que hay que abordar y hablar. Cuchillo de palo es una historia local pero que llega a todo el mundo, porque hay patrones que se repiten siempre. Es un filme que no busca una respuesta, un perdón o un arrepentimiento; sino hablar para que, a partir de ahí, puedan crecer otro tipo de relaciones.

¿Encontró muchos problemas al querer hablar de la dictadura?

En el momento de empezar a desarrollar la película sí encontre mucho rechazo, aunque el cambio presidencial –que hizo que el Partido Colorado dejara el Gobierno tras 60 años– produjo también un cambio en la gente y muchas personas perdieron el miedo y sí quisieron participar. También coincidió que los ´archivos del terror´, del Plan Cóndor, estaban digitalizados y tenía huellas reales que, con la magia del cine, dan veracidad a la historia. Las listas de homosexuales en las que aparecía mi tío y detalles de su vida, el seguimiento que le hicieron... Fueron cosas que hicieron que creciera mi indignación, pero era una oscuridad que tenía que atravesar.

¿Qué situación hay ahora en Paraguay? ¿Se ha perdido el miedo?

No se ha empezado a remover en serio, con juicios, como muchos queremos y como ha ocurrido en Argentina, pero poco a poco está dejando de ser un tabú, igual que la homosexualidad, que la dictadura se encargó de que todos creyeran que era una enfermedad. El que la película se estrenara en la Berlinale, que antes se viera en Cannes y que ganara premios le dio validez y en Paraguay la vio mucha gente.

¿Le gusta el contacto directo con el público?

He recorrido muchos países presentando la película y ya no me pongo nerviosa. Además, disfruto hablando con la gente. Cuchillo de palo es una película muy personal e íntima. La gente me abraza al acabar, siente que me conoce; y es bonito.

¿Siempre tuvo claro que su camino era el cine documental?

Más que documental, un cine relacionado con la realidad. Sin tantas capas, sencillo, que hable de temas cotidianos... A mí me ocurre algo que dicen mucho cineastas, que es que la historia viene a mí. Uno no busca lo que va a contar porque la vida misma se encarga de decidirlo. Todo mi trabajo nace de ese contacto con la realidad y es una manera de explicarme mejor y de tratar de entender al ser humano.

¿Qué cualidad no puede faltar en el buen documentalista?

Un buen documentalista es una persona con suerte, sobre todo (risas). Y hay que dudar mucho, probar mucho; hacerse siempre preguntas e ir adaptándose a los cambios. Pero lo que es muy importante es la suerte; hay que estar preparado para que las cosas que uno desea sucedan... porque suceden.

CUCHILLO DE PALO (fragmento 1) from estudiplaytime on Vimeo.

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