La luz ha vuelto a un viejo almacén de la calle Lluís Martí de Palma. Y no se trata de una cuestión de suministro eléctrico, sino de energía solidaria, puesto que desde hace dos años la asociación de Antiguos de Montesión Solidarios ha reabierto los locales del antiguo almacén de productos eléctricos para llevar a cabo un programa de entrega de ropa, alimentos y calzado infantil a familias necesitadas. En 2011 el proyecto ha procurado comida y vestimenta a más de 5.000 personas.

Blai Vidal ejerce de portavoz –y de ´alma´, aunque rehúya protagonismos– de un grupo de 70 voluntarios que surgió en 2009 en el seno de la asociación de antiguos alumnos del colegio Montesión con el objetivo de aportar su grano de arena a paliar situaciones personales de necesidad. Y es que, aunque el origen fuera el de un grupo de exalumnos de Montesión, la obra solidaria está abierta a cualquier persona con iguales inquietudes. Vidal incide precisamente en la importancia del equipo humano de voluntarios para explicar el éxito y el crecimiento de esta iniciativa.

El proyecto Alimentos y Solidaridad nace para dar respuesta a aquellas personas que están a un paso de la exclusión social si no reciben una ayuda puntual. Sus cuatro campos de actuación son: alimentación, ropero infantil, canastillas para mamás y orientación legal.

Los colectivos habituales que llaman a la puerta de la entidad son inmigrantes, pensionistas y parejas de jóvenes sin trabajo y atados a una hipoteca. Vidal subraya que crecen los casos de pensionistas que "tras pagar la contribución, la comunidad de propietarios y la electricidad se dan cuenta de que no tienen nada. Son los nuevos pobres".

El portavoz del proyecto reconoce que, además del capital humano, su labor ha contado con la fortuna "providencial" de contar con unas instalaciones amplias y estratégicamente situadas en la ciudad. Un almacén cedido por un voluntario que recientemente les dijo: "No tenéis que darme las gracias, el agradecido soy yo, porque donde antes estaba lleno de objetos y productos, ahora está lleno de amor y solidaridad".

La Obra Social Sa Nostra colaboró en el programa el año pasado financiando el ropero infantil. Con la ayuda de la entidad se han instalado roperos en los que se organizas las prendas que se recogen y se entregan.

Cada jueves a partir de las 16.30 horas el almacén se ´enciende´ para distribuir todo ese caudal de solidaridad entre las personas que han sido seleccionadas. En ese momento culmina el trabajo semanal de decenas de voluntarios que han realizado entrevistas para conocer las necesidades de los solicitantes, han fijado la periodicidad de la ayuda, han preparado las bolsas de alimentos y ropa, y, finalmente, han realizado la entrega. En dos horas se reparten más de 500 bolsas.

Pero Blai Vidal no se detiene en el mero hecho de la entrega, y gusta de reflexionar sobre una sociedad que acentúa la distancia entre ricos y pobres y en la que todos hablan de solidaridad pero todo se mueve tan lentamente: "Quizás es que no nos hacemos preguntas sinceras", añade. Y un último deseo para el año que nace: "Que las administraciones se acerquen a la calle para ver lo que pasa".