La tradicional marcha Des Güell a Lluc a peu ha batido récord de participantes en su 38 aniversario. Una celebración que coincidía con varias verbenas de fin de semana, aunque eso no fue un impedimento para animar a cerca de 20.000 personas, en su mayoría jóvenes que por primera vez realizaban una subida histórica. "Ha sido un éxito, una marcha con muy buen rollo", comentó el presidente del Grupo Güell, José Francisco Egea, una vez en Lluc.

A las 21.00 horas miles de participantes se concentraron en la plaza des Güell de Palma –el kilómetro cero de la ruta–, para disfrutar de una revetlla musical, con DJs de los 40 Principales y baile de salón, antes de emprender la ruta. La exalcaldesa de Palma, Catalina Cirer, también se acercó al Güell para asistir al ´sus´ de la salida.

Alrededor de las 23.00 horas, los participantes emprendieron el camino, andando o en bicicleta, hacia Binissalem, la primera etapa del itinerario, que en total recorre 48 kilómetros. Aún faltaba mucho para llegar a Selva y todavía más a las curvas de Lluc, pero todos los marxaires querían conseguir los cuatro sellos del Passagüell correspondientes a todas las etapas. Una novedad de esta edición para dejar constancia del camino recorrido. Los pueblos que cruzaban la marcha les esperaban con agua o fruta para recuperar fuerzas, incluso alguna ambulancia ofreció masajes a los primeros derrotados.

De Selva a Lluc

A las 8.00 horas de la mañana, con el sol entre las montañas de la Serra de Tramuntana, los últimos marxaires se arrastraban desde Selva hacia las curvas "interminables" de Lluc. "Muchos se han quedado aquí, ha sido el punto donde más gente ha vuelto atrás", comentó Ángela Reyes. Ella y dos amigas eran las únicas que continuaban de un grupo de quince que había salido desde Palma. El cansancio de los jóvenes empezó a hacerse más visible una vez en las curvas. Unos, suplicaban a los coches que les llevaran. Otros, se tumbaban en el arcén doloridos y unos pocos seguían ilusionados. Los más preparados –y más mayores– no frenaron la marcha y poco a poco llegaron al Salt de la Bella Dona, cerca del punto más alto de la excursión, para entonces bajar por el Coll de Sa Bataia.

Una vez en Lluc, los participantes recibieron un diploma en honor a su esfuerzo. Para sorpresa de todos, la entrada al pueblo estaba repleta de jóvenes que habían logrado su propósito. "Este año la gente sabía a qué venía", comentó José Francisco Bonache, un peregrino que cumplía seis subidas consecutivas junto a sus compañeros Rafa Polonio, que sumaba catorce, y Eduardo Rodríguez, en su caso dos. Bonache añadió que, en años anteriores, la gente venía con "otros propósitos". Egea informó que en esta 38 edición la media de edad se situó entre los 13 y 19 años. Agotados, los victoriosos se remojaron los pies en la fuente de los jardines y muchos de ellos aprovecharon para echarse una siesta tumbados e incluso sentados en el césped. Sabrina Barrán y Paula Oliva descansaban en la acera celebrando su llegada después de diez horas y media de camino, brindando con una taza de mate. Ellas y tres amigas más procedentes de Argentina y Uruguay se estrenaron este año en la subida. "Muchos de los compañeros que conocimos en la marcha nos abandonaron en Caimari", explicaron. Como ellas, siete chicos palmesanos quisieron hacerse una foto con su diploma una vez arriba. "Hemos llegado a las 7.30 horas", enfatizó uno de ellos, Alejandro Larreal. Aunque no todos los peregrinos que llegaban desprendían tanta alegría y emoción. Hubo a quienes les pudo el cansancio y tuvieron que recorrer a los servicios de urgencia, quienes aseguraron que no hubo ningún incidente grave. Nada más que algunos desmayos fruto del calor y del cansancio. Eso sí, bastantes masajes y, sobre todo, Reflex para calmar el dolor en los pies y las rodillas. Sobre las 10.30 horas, algún rezagado todavía caminaba con ilusión hasta el corazón de la Serra de Tramuntana.

Ofrenda a la Verge

Una de las imágenes más célebres de la subida Des Güell a Lluc a peu es la ofrenda floral a la Mare de Déu de Lluc, que tuvo lugar a las 9.30 horas en el santuario del pueblo. El primer teniente de alcalde de Inca, Felip Jerez, y el concejal de Seguridad Ciudadana de Palma, Guillem Navarro, acompañaron a Egea en la ceremonia que puso punto y final a la 38 edición de la marcha. Tras unas breves oraciones, Egea, "emocionado y nervioso", consideró que la peregrinación de este año fue "muy positiva y enriquecedora" además de manifestar su deseo para que "la esencia mallorquina continúe".