Es más un "por si acaso" que un hecho definitivo. Que un bebé haya nacido libre de sufrir una alteración genética que le predisponga a padecer un tipo de cáncer concreto no significa que no lo pueda desarrollar, "simplemente lo que se consigue es que las probabilidades de padecer esa enfermedad estén dentro de los parámetros de la media nacional, no por encima", explica la doctora Garau Llinàs, del hospital Son Llàtzer.

Si en Mallorca, un 10 por ciento de las mujeres sufrirán un cáncer de mama a lo largo de su vida, con esta mutación hereditaria, el riesgo aumenta hasta el 50 por ciento, dato suficientemente contundente como para que una pareja se plantee someterse a un tratamiento de fecundación in vitro tras seleccionar un embrión libre de esa alteración.

No obstante, la base del diagnóstico genético preimplantacional es un proceso que en ningún caso permite la modificación genética de un embrión, "se trata de seleccionar embriones exentos de esa mutación", no de crear bebés a la carta.

v. sánchez palma