No le interesaba a Bartomeu Coll contar qué pasaba en el tendido sino lo que ocurría en la arena. Ha sido (y es) mucho. No en vano, la plaza de Inca tiene el triste honor de ser el único coso balear en el que ha muerto un diestro a causa de una cornada. El alicantino Ángel Celdrán Carratalá fallecía en la enfermería de la plaza en 1929. Mucho ha llovido desde entonces, "bueno y malo". Todo aparece en Inca. Història d´una plaça centenària (1910-2010), publicación que ayer se presentó en el redondel protagonista.
"No hay otra plaza de cierta categoría en toda España que haya cumplido un siglo de vida", cuenta el crítico taurino de DIARIO de MALLORCA. Es verdad que los festejos en el coso inquense siempre han estado relacionados con las fiestas patronales, San Abdón y San Senén, y que no habido grandes carteles. Aunque sí han dejado muestra de su arte matadores como Espartaco, Manzanares y Francisco Rivera Ordoñez, por citar los más mediáticos. "Aunque en mi modesta opinión, el que mejor faena brindó fue Juan Belmonte", asegura Coll.
El libro, editado por el ayuntamiento de Inca junto a Lleonard Muntaner Editor, está repleto de fotografías antiguas del archivo personal de Bartomeu Coll que, puede presumir, de haber sido testigo de más de la mitad de la vida de la plaza de Inca.
Inca. Història d´una plaça centenària (1910-2010) se presentó ayer en un acto en el que intervinieron Antonio Gutiérrez, presidente de la Federació Balear Taurina y Octavio Aguilera, doctor en Ciencias de la Información. En su discurso, Bartomeu Coll aseguró que al coso inquense "aún le quedan muchos años".