Acaba de recibir uno de los premios más importantes de las letras catalanas. Su obra Maletes Perdudes ha obtenido la Lletra d´Or 2011, un galardón que se concede desde 1956 al mejor libro publicado en esta lengua. Jordi Puntí viajó ayer hasta la isla para pronunciar la conferencia L´escriptor que tradueix i el traductor que escriu. Virtuts i defectes de l´autotraducció, en el marco del programa cultural, organizado por la UIB, y a lo largo de la cual puso sobre la mesa en la que le acompañó el escritor Biel Mesquida las vicisitudes y la complejidad de las transcripciones literarias.

"Es un proceso difícil, con un punto esquizofrénico", afirma Puntí en relación a la autotraducción al castellano que hizo de sus dos primeros cuentos. "El respeto hacia el autor desaparece y tienes la posibilidad de cambiar el texto". Y él lo hizo. Cambió el final de uno porque no le gustaba. Con ello Puntí abría un viejo debate académico. ¿Estamos ante una traducción o una versión?. Hay profesores que no se ponen de acuerdo, comenta en este sentido. Él a veces duda, pero ahora mismo apuesta por lo segundo, declara Puntí, que se siente enormemente agradecido por la Lletra d´Or. "No me lo esperaba y la gracia es que se concede a una obra publicada". Para el escritor este reconocimiento "es muy gratificante" porque el que interviene es el público. En su opinión, "un libro se termina cuando llega al lector".

Maletes Perdudes es, en palabras el jurado, "una novela de argumentos que se deslizan y se trenzan sin discontinuidades; una novela tan novelesca como documental, evocadora de lugares, de climas, sin un gramo de ingenuidad".

Es una obra escrita sin prisas, muy pensada y cuidada, a la que Jordi Puntí dedicó seis años. En ella, narra la historia de una familia imposible; de cuatro hermanos, hijos del mismo padre, un camionero que viaja por Europa, y madres diferentes. Ninguno conoce de sus existencias hasta que un buen día todo sale a la luz.

Tras ella, no esconde ninguna crítica ni denuncia social, aunque sí admite haber querido hablar de la "necesidad de huir". "En Cataluña la gente es muy sedentaria", explica, y con Maletes Perdudes halló la fórmula de destacar esta particularidad y contrastar las diferentes realidades de la época; cómo en Europa se sucedían diferentes movimientos y revoluciones mientras España estaba sumergida en la dictadura. "Cuando te mueves te pasan cosas", detalla este escritor catalán, que reivindica con ello la importancia de experimentar nuevas sensaciones y conocer nuevas culturas. Para Puntí "emigrar significa poner el contador a cero", una situación que "implica sacrificios" pero que te permite empezar desde una perspectiva "nueva" y "limpia" al mismo tiempo.

En estos momentos, asegura no tener ningún proyecto en mente, sobre todo tras la publicación esta semana de la recopilación de sus artículos autobiográficos que escribió en la revista l´Avenç.