Estaba predestinada a ser una de las grandes figuras de las letras catalanas y uno de los pilares sobre los que hoy se asienta su política lingüística. El Institut d´Estudis Catalans (IEC) quiso ayer reconocer la dilatada trayectoria de Aina Moll.

El editor y hermano de la homenajeada, Francesc Moll; Damià Pons, delegado del IEC en Palma; Isidor Marí, presidente de la sección filológica del IEC; Joan Veny, lingüista y miembro del IEC, y Bernat Joan, secretario de Política Lingüística de la Generalitat de Cataluña, repasaron en el transcurso de una mesa redonda la vida y los logros de esta menorquina, premio Pompeu Fabra, que jugó un papel fundamental en la promoción, difusión y normalización de la lengua catalana, a través de sus trabajos de investigación y edición, la docencia y desde la propia política.

Su carácter autoritario y flexible al mismo tiempo, fue forjado desde su infancia, al ser la mayor de ocho hermanos. Le "ayudó mucho a lo largo de su vida", expuso Francesc Moll, que destacó su etapa de estudiante. Culminó su formación en el extranjero y en 1955 comenzó a colaborar con su padre en la editorial. Su participación en el VII Congreso de lingüística románica le puso en contacto con los grandes expertos en la materia. Fue profesora de la UIB, "por poco tiempo desgraciadamente", indicó Joan Veny, que aludió a la importancia quizás no reconocida de la labor de revisión de los libros de texto. Aina Moll realizó un extenso trabajo sobre la lengua y sus particularidades, alertando del peligro de la disgregación, apostando por un catalán estándar flexible e insistiendo en la necesidad de la revisión de su normativa, añadió. Aunque no fue hasta los años 90 cuando su demanda fue escuchada.

Damià Pons, por su parte, subrayó su labor de resistencia cultural y su importante papel en la oficialización del catalán en la transición, siempre desde argumentos didácticos. Para Aina Moll, "la normalización tenía que ser un hecho compartido por todos", afirmó Pons. Parte de su actividad la desarrolló como directora de Política Lingüística de la Generalitat durante los 80, faceta de la que destacaron su "confianza" en sus compañeros y hacia la sociedad catalana, y su actitud "ejemplar" con sus opositores.

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