Disfrutar del tiempo de ocio es fundamental para el desarrollo de las personas. En los años 90, un grupo de familias con hijos con alguna discapacidad quiso poner fin a una carencia: una vez que finalizaba el horario escolar, estos niños no podían participar en actividades extraescolares o en clubs d´esplai. Asimismo, tampoco disponían de un servicio que les permitiera disfrutar de un tiempo de respiro en caso de necesidad. Así fue como nació la asociación Amiticia.

Nuria Fernández, gerente de la entidad, explica que al principio sólo se ofertaban actividades de fin de semana: "Luego se vio que las necesidades de las familias eran diarias, para conciliar trabajo y vida familiar". Así, Amiticia abre sus puertas cuando los colegios cierran. De lunes a viernes funcionan de 17,00 a 20,00. Los sábados, de 10,00 a 17,00. En los períodos de vacaciones cubren todo el horario. También existe un servicio de respiro los 365 días del año las 24 horas.

Hace seis años Amiticia se trasladó a su sede actual en la calle Mazagán. El espacio, que fue convento, guarderia y dispensario médico; ha sido cedido por las Hermanas Franciscanas Hijas de la Misericordia. Los responsables de Amiticia han tenido que acometer algunas reformas para adecuarlo a sus necesidades y habilitar baños adaptados y suprimir barreras arquitectónicas. Recientemente, y gracias a una subvención concedida por la Obra Social de Sa Nostra, se ha construido una nueva aula totalmente adaptada que se ha ganado al patio. Así, los usuarios cuentan con tres aulas en la planta baja del edificio, ya que debido a los problemas de movilidad de muchos de los usuarios, la primera planta no puede ser aprovechada para actividades con estas personas.

Integración

Explica Nuria Fernández que hace cinco años Amiticia abrió sus puertas a las personas sin discapacidad. De esta forma niños y jóvenes sin ninguna discapacidad comparten su ocio con lo usuarios habituales de Amiticia. Los beneficios de esta iniciativa son muchos, pero Nuria destaca uno: "Se produce un cambio de actitud de los chicos y de las familias hacia las personas con discapacidad". Jugando juntos y compartiendo experiencias se van derribando las barreras psicológicas.

En periodo escolar acuden a Amiticia unas 40 personas. Las escuelas de vacaciones tienen 70 plazas y están más solicitadas. "El problema para aumentar el número plazas es la cantidad de apoyos que necesitan. En algunos casos, un chico necesita un monitor para él solo por lo que el coste en personal es muy elevado. Los servicios contratados por el Govern Balear sólo cubren el 20% de los gastos de la entidad. El 80% restante se cubre con las cuotas y las subvenciones. "Nuestro trabajo siempre pende de un hilo y el dinero de los conciertos siempre llega tarde, por lo que arrastramos una deuda. En tiempos de crisis se nota más porque nosotros ofrecemos ocio, pero para muchas personas el ocio es un lujo", explica la gerente de Amiticia.

Sin embargo, también apunta que la entidad asume una responsabilidad y aporta un beneficio: la socialización de personas con discapacidad. "Para muchos de ellos su tiempo libre se reduce a quedarse en casa. Aquí empiezan a hacer lo que hace gente de su edad. A través del ocio se trabajan habilidades sociales, aprenden a comportarse, a tener hábitos de higiene", enumera.