31 Domingo:

El animal más bello

Yo sabía lo del "animal más bello del mundo" y "el torero", que es como Lucía Bosé –la mamma del papito– llama siempre a Dominguín. Era consciente de que Ava, aun casada con "la voz" Sinatra, arrasaba en España. ¿Y qué mejor souvenir de la piel de toro que un toreador? Hasta ahí puedo comprenderla. Pero ¿Fraga? No, no me he vuelto loca. El cineasta Iñaki Lacuesta, autor de un documental sobre Ava Gardner, afirma que la actriz "se acostó varias veces" en 1968 con el entonces ministro de Información. Vale que, según esta versión, aquello no era amor ni sexo o que faltara un político en su lista de conquistas. No, era interés. Quería ahorrarse pagar impuestos. No lo logró y se fue de España. El interesado siempre dijo que no había habido nada, ni trato ni afer. Ni con Ava ni con Audrey Hepburn. Que les dio calabazas a ambas. No le conocí en la época ni le conozco ahora, así que no seré yo quien le niegue posibles encantos más o menos ocultos. Pero sí he visto, como ha visto España entera, la foto del baño en Palomares y estamos hablando más o menos de la misma época. Ava ya no se encuentra entre nosotros y él no ha añadido ni quitado nada a su versión. Si la historia de Lacuesta fuera cierta, el precio de contarlo como lo contó corriendo el torero sería tener que explicar por qué quiso hacer, si lo quiso, la vista gorda con la actriz. Quedará en leyenda.

1 Lunes: Las servidumbres

del "Photocall"

Se lo escuché a Eduardo Noriega (uno de esos chicos guapísimos que parecen empeñados en no parecerlo, como Brad Pitt a veces). El photocall es un anglicismo con un poco de posado y un poco de anuncio. Es decir, el punto en el que un famoso o famosa se para y se deja fotografiar y preguntar y alguien aprovecha y coloca detrás un cartel con una marca, una película o lo que uno quiera promocionar. ¿Qué saca el paparazzi o el reportero? Que el famoso o famosa que no tenga ganas de que le disparen mil flashes o quiera escabullirse de preguntas incómodas no tenga más remedio que retratarse. O a veces ni eso. Porque ya se han inventado variantes, como el photocall mudo, reservado para grandes estrellas del cuché que tienen exclusivas millonarias. Pues decía Eduardo que estas servidumbres de la promoción se han convertido en una suerte de performance, donde te hacen cantar y te preguntan por la Esteban y siempre hay presentadores-espectáculo muy ocurrentes que te obligan a ser igual de ocurrente. Y si no tienes el día, eres un borde. Así que mejor llegas ensayado de casa.

2 Martes:

Pregunta para Belén

Querida señora Esteban: tengo una pregunta para usted. Perdón, que eso es TVE y no Telecinco. Pasa como con aquel otro programa de baile en el que usted estuvo también, que era Mira quién baila pero no se podía decir Mira quién baila, sino Más que baile. Pues eso. Parecido, pero no igual. Pero tranquila, yo no le preguntaré si sabe cuánto vale el billete de autobús, o sea, parecido pero no igual al café de zetapé. Porque yo sé que usted es del pueblo y compra en el Donpollo. Ni siquiera la interrogaré acerca de sus problemas conyugales con Fran ni sobre la evolución morfológica de su nariz. Y mucho menos me importa si se sabe la tabla del 9, que ya sé que no muy bien, que la del 5 mejor. Es que todo eso ya lo sé, porque ya lo ha contado usted. Mi pregunta es otra. Algo que sólo usted, y muy pocos, saben. ¿Qué número calza Letizia? Mañana me contesta, ¿vale?

3 Miércoles:

Lágrimas en la lluvia

Lloraron todos. Ellos y ellas. Derramó lágrimas Dilma Rousseff al saberse nueva presidenta de Brasil. Igual Arturo Pérez-Reverte no lo tiene en cuenta, porque es una mujer y va de llegada, no de salida como iba Moratinos. Aunque sea una dama de hierro. Las chicas, supongo, sí lloran. Lloró Cristina Fernández Kichner al regresar a la presidencia del país y agradecer al pueblo su apoyo. Pero es una mujer, aunque presidenta también y por cierto presidenta con morritos (atención, León de la Riva) y acaba de enterrar al hombre con el que ha vivido treinta y cinco años. Pero es que también lloró Lula da Silva, que es un hombretón de barba poblada y canosa y que también se despedía. Y derramó lágrimas John Boehner cuando vio hacerse realidad su particular sueño americano. Y eso que es líder y republicano. Como lloró Ricky Martin, al asumir su homosexualidad (así lo relata en su biografía y así se lo confesó a Oprah Winfrey). Y Daniel Radcliffe, al leer el final de Harry Potter. Y hasta el durísimo replicante de Blade Runner derramó lágrimas que se perdieron en la lluvia. Así que, al cabo, lloraron todos. Menos el Capitán Alatuiter.

4 Jueves: Shangay

Un drag queen, con turbante y vestido amarillo canario, interrumpe a Mariano. En la mano una pancarta de ejecución casera: "Homofobia no". Es Shangay Lily, le conocerán, supongo. Shangay protesta porque Rajoy no descarta derogar el matrimonio gay si gobierna. En su Divario, Shangay (Uterolandia, 1963) ya dice que "mi patria es el vientre de mi madre, mi tribu es feminista, sin apellidos patrilineales –ver apartado siguiente– nosotras creamos nuestra identidad, como los esquimales Inuit". Que significa persona. Por eso protesta Shangay. ¿Y dónde estaba la candidata Carmen de Mairena?

5 Viernes: Apellidos alfabéticos

Pues a mí me parece bien lo de los apellidos, si quieren que les diga la verdad. Además, está todo pensado. La noticia, de preocupar, podría preocupar en la Casa Real donde que ocupe el trono un Sánchez o un Pérez ya no sería lo mismo, pero no hay motivo. El apellido no se exintinguirá. En España hay 695 borbones más aunque sólo el 30% tiene algo que ver con la Familia Real. Lo sabemos gracias a LOC y a Leandro, que organiza un encuentro borbónico. Afortunadamente, reina una dinastía avanzada desde el punto de vista del alfabeto, los Borbones. Podría ser aun mejor, los Austrias. Pero Borbones está bien. Bastaría con que los monarcas descartaran casar a sus herederos con súbditos cuyos apellidos empezaran por la letra A. Como Felipe se casó con una Ortiz y Rocasolano no hay peligro dinástico en el horizonte. Al revés, pensando en futuro, es una ventaja. La pequeña Leonor podrá casarse por amor, porque así lo hizo su padre, y con cualquiera de la C a la Z, que es un abanico bastante amplio.