La nueva "Ortografía de la lengua española", que llegará en diciembre a las librerías de los países hispanohablantes, será una obra "amplia, razonada y explícita" y será también "sumamente clara", sin tecnicismos.

"Cualquier persona que tenga una formación de bachillerato o de enseñanza media podrá comprender la 'Ortografía'", afirma Salvador Gutiérrez, director del Departamento de Español al Día de la Real Academia Española, al definir las características de esta gran obra, que ha sido preparada durante años por las 22 Academias de la Lengua y que constituye uno de los códigos más importantes del idioma.

El texto básico de la nueva edición fue aprobado esta semana en la reunión que los académicos representantes de las diferentes áreas lingüísticas del español mantuvieron del 1 al 3 de noviembre en San Millán de la Cogolla (La Rioja, norte de España).

Para convertirse en definitivo deberá ser ratificado por los directores y presidentes de todas las Academias a finales de noviembre en Guadalajara (México).

La edición anterior de la "Ortografía", publicada en 1999, tenía apenas 160 páginas y era "sencilla y clara". "Tuvo un enorme éxito", asegura el académico español, de 62 años.

Sin embargo, prosigue Gutiérrez, director de la nueva edición, la ciencia ortográfica necesitaba de una obra que desarrollara el porqué de las diferentes normas y reglas. "Esos principios no estaban explicados".

La Real Academia Española "estaba obligada a hacer una introducción científica, razonada y reflexiva de la 'Ortografía'. Era una reclamación histórica, y creemos que la Academia ha cumplido con este deber".

Además, la participación de las Academias americanas en la edición de 1999 se redujo a dar el visto bueno a lo que se había hecho desde España.

"Desde el principio, las Academias de América reclamaron la necesidad de hacer una ortografía panhispánica", y la Academia chilena, por ejemplo, "ha tenido una importancia capital en la exigencia de esta nueva edición.

Para facilitar al máximo la comprensión, la nueva "Ortografía" llevará "numerosos ejemplos", no contendrá tecnicismos ni "las llamadas transcripciones fonéticas, propias de especialistas. Para aludir a los sonidos acudimos a las mismas letras del alfabeto", explica Gutiérrez, catedrático de Lingüística General de la Universidad de León y autor de una veintena de libros sobre diversas áreas del lenguaje.

No es fácil cambiar las normas ortográficas, por más simples que sean las modificaciones. Y en las reuniones que han mantenido las veintidós Academias a lo largo de estos años ha habido "intensos debates" antes de lograr el consenso.

"Ha supuesto un esfuerzo", por ejemplo, acordar la denominación única de las letras del alfabeto. En España costará acostumbrarse a lo de "ye" para la "i griega" y a escribir "ceta" para la "z". Y en América tendrán que renunciar a decir "be alta" y "be baja" para "b" y "v".

Gran parte de Hispanoamérica es seseante, y la nueva "Ortografía" contendrá "normas orientadoras" para aquellos que tengan problemas de escritura entre "s" y "c" o "z". También las habrá para los yeístas, es decir, para aquellos que pronuncian la "elle" como "ye".

La nueva "Ortografía" es fruto de "una labor de equipo", en el que ha tenido un papel destacado Elena Hernández, redactora también del "Diccionario panhispánico de dudas".