La actriz y dramaturga Catalina Valls Aguiló de Son Servera (Palma, 1920), la gran dama del teatro mallorquín, una mujer que era tratada con un respeto y cariño que era casi veneración por parte de sus compañeros de profesión, falleció en la madrugada del viernes a los 90 años de edad.

Según informó su familia, Catalina Valls murió a causa de un fallo cardiaco que le sobrevino mientras estaba ingresada en la Clínica Rotger tras haber sufrido un problema leve de salud. De hecho, estaba previsto que el médico le diese el alta ayer mismo dada su notable mejoría, pero falleció de madrugada. En el momento de su muerte estaba acompañada por una de sus hijas, Ana María.

El velatorio se celebrará esta mañana en el tanatorio de Son Valentí de 8 a 12,30 horas. El próximo lunes tendrá lugar el funeral, que se presume multitudinario, en la palmesana iglesia de Sant Sebastià, a las 20 horas.

Mujer que vivía por y para el teatro, trabajó hasta el último de sus días. Su sorpresiva desaparición deja pendiente muchos de sus proyectos, entre ellos, un Himno a Mallorca escrito de su puño y letra, y una lectura dramatizada de su novela Aquella placeta dels Gínjols.

Catalina Valls nació en Palma en 1920. Se formó en el Institut Ramon Llull y cursó estudios de Magisterio, carrera que terminó en 1940. Su formación teatral comenzó en Barcelona y prosiguió en Madrid, donde colaboró en el programa Charlas de Radio Nacional de España. De regreso a Mallorca, entró a formar parte del cuadro escénico Ràdio Teatre, grupo que emitía obras teatrales para Radio Mallorca, creado por Lamberto Cortés. Durante ocho años, interpretó obras de Eduardo Marquina, Adolfo Torrado, Jacinto Benavente y Thornton N. Wilder.

En 1947 debutó en el Teatre Principal de Palma, con La corona comtal, de Aina Villalonga, bajo la dirección de Catina Valls. Era el principio de una relación de amor, con el Principal, que mantuvo hasta el día de su muerte. "Siempre venía al teatro, a todo, ya fueran conferencias o representaciones. Entre sus ilusiones estaba estrenar en el Principal una lectura dramatizada de Aquella placeta dels Gínjols. La suya es una pérdida muy sentida para toda la gente del teatro", valoró el actual director gerente del Teatre Principal Guillem Roman.

Tras sus trabajos con la Agrupació Artística Illa d´Or, actuó en algunos montajes de la compañía Artis, como El rei Pepet (1954), de Llorenç Capellà, donde coincidiría con otra institución del teatro balear, Xesc Forteza. Su hija Catalina Forteza destaca el "grandísimo corazón" del que siempre hizo gala, "incluso en los momentos malos", así como su voz "tan peculiar" y "un modo de decir poesía muy especial". A las otras instituciones, las políticas, les recuerda que "posee el archivo más grande de cuantos existen de Artis, y no debería perderse".

El 30 de diciembre de 1957 contrajo matrimonio y dejó la escena durante casi dos décadas. "Estuve retirada veinte años de los escenarios y me convertí en una persona apagada. Puedo decir que volver me ha salvado", reconocía la actriz en una entrevista con DIARIO de MALLORCA a raíz de su interpretación en Mort de Dama, de Llorenç Villalonga, la obra que la consagró por partida doble, bajo la dirección de Pere Noguera, quien realizó dos versiones, la primera en 1981 y la segunda en 1998.

"Catalina era la gran dama del teatro mallorquín, una mujer sencilla, entrañable, entregada y apasionada –pese a los achaques– y siempre positiva; nunca la oías hablar mal de alguien, algo poco habitual en una profesión como la nuestra", comentó un conmocionado Pere Noguera.

Otro nombre propio del teatro, el actor Joan Bibiloni, siempre la recordará por su papel de dona Obdúlia vella, pero también por "su sentido del humor, su voz temblorosa, su humanidad y su enorme cultura; una mujer que marcó una época".