Toni Bestard (Bunyola, 1973) suma once años trabajando en el mundo audiovisual, como director, guionista y productor. El cortometraje ha sido su escuela y viendo sus premios acumulados puede decirse que ha sido un alumno aventajado.

Más de cien distinciones en festivales nacionales e internacionales avalan su producción, de la que sobresalen dos títulos: Equipajes y El anónimo Caronte, cintas que en ambos casos entraron en la carrera final de los Premios Goya, al Mejor Cortometraje, aunque finalmente no fueron galardonadas.

"Con los cortos aprendo, para el largometraje hay que estar preparado", es la frase que más ha pronunciado antes de dar el gran salto un cineasta que padece una sana mitomanía. Si con Niño Vudú saldó deuda con Jimi Hendrix, con El anónimo Caronte, su último trabajo proyectado hasta la fecha, rindió tributo al tándem Rafael Azcona-Luis García Berlanga volviendo a rodar, 44 años después, la famosa escena de El verdugo en las cuevas del Drach con uno de los protagonistas de aquella película, el mallorquín Joan Ferrer.

"Su aparición en la pantalla apenas era de tres minutos, con unas cuantas líneas de diálogo, pero protagonizó una de las escenas más bellas y tenebrosas de la historia del cine", recordaba Bestard.

El maletín, Sólo por un tango, Gatos y El viaje son otros de los cortometrajes de Bestard, que en los últimos años también ha trabajado en televisión, como realizador, y en el mundo de la publicidad. Paralelamente a su actividad profesional, también ejerce en el campo de la docencia, impartiendo clases de Realización y Producción Audiovisual.