Ni uno solo de los dos intentos fallidos que la sabiduría popular concede antes del éxito de cualquier proyecto ha sido necesario para lograr la consolidación de DIARIO de MALLORCA Art Report, una iniciativa nacida hace cuatro años, coincidiendo con el cincuenta aniversario de este rotativo y como muestra de su firme compromiso con la cultura, que se ha convertido en una cita bienal imprescindible con el arte en mayúsculas.

Se trataba de una empresa tan pionera e innovadora como arriesgada, teniendo en cuenta el número de propuestas artísticas por habitante de la isla, por lo que se puso el máximo esmero tanto en la selección de los artistas, que corrió a cargo de los especialistas Mercedes Buades, Catalina Cantarellas, Joan Carles Gomis, Elena Juncosa y Biel Amer, convocados por el director del diario, José Eduardo Iglesias, como en el catálogo, coordinado por Joan Riera, subdirector del periódico, y en el que escribieron reconocidas plumas como Maria de la Pau Janer, Biel Mesquida y Matías Vallés.

Cinco fueron los mallorquines participantes en una colectiva fruto de una idea del abogado José María Lafuente, que incluyó las esculturas de Joan Cortés y Susy Gómez; los escenarios irreales, pasarelas virtuales y desfiles sin modelo del artista conceptual Joan Morey; y los lienzos a la caza de sombras arbóreas de Bernat Sansó.

También concurrió la reconocida artista mallorquina Mónica Fuster, que unió su trabajo al del estadounidense Nicholas Woods para realzar, mano a mano, el mundo de los objetos, armados de una insultante imaginación. La cuota internacional y, con ella, el plantel de artistas, la completaron las telas del británico Peter Phillips, que mostró su cambio de rumbo artístico en el Casal Solleric, primer hogar de la colectiva.

Sobresaliente fue también la segunda edición, cuando DIARIO de MALLORCA Art Report llevó hasta el Centre de Cultura Sa Nostra de Palma, su nueva ubicación, propiedad de la entidad patrocinadora, a la que ya el primer año interesó el proyecto, dos estrellas del firmamento artístico mundial: el escultor galés Barry Flanagan y el mallorquín más internacional: Miquel Barceló, premio Príncipe de Asturias 2003.

La selección, llevada a cabo por el mismo comité que en la ocasión anterior, al que se sumaron María Hevia y Eva Mulet, incorporó a las cuatro esculturas del primero y las tres pinturas del segundo las obras de los mallorquines de gran proyección internacional Biel Capllonch, que exhibió tres fotografías; Luis Macías, que mostró dos pinturas de gran formato; Bernardí Roig, que trajo una instalación; y Amparo Sard, que aportó una serie de doce dibujos y una vídeoproyección. El resultado: un nuevo éxito de un proyecto consolidado que el jueves estrena su tercera edición.