La noticia, después de comunicársela al interesado, la dio por teléfono también a EFE el propio médico.

Manzanares padecía el virus del dengue, lo que en latinoamérica se conoce por "fiebre quebrantahuesos", una infección que desembocó en otra más aguda llamada "citomegalovirus", que anida a su vez en los individuos muy mermados de defensas, como le ocurría a él.

Ambas infecciones se manifestaron en una importante hipoglucemia reactiva, cuyos síntomas se hicieron presentes de forma alarmante en su última actuación vestido de luces, en la plaza de Linares, el 30 de agosto, cuando tuvo que abandonar el ruedo tras dar muerte a su primer toro, y ya no pudo salir de la enfermería para dar cuenta del siguiente.

Hubo muchas dudas en torno al origen, los síntomas y la verdadera catalogación de la enfermedad del torero alicantino, hasta ponerse en manos del doctor Calabuig, cardiólogo del Hospital de Navarra y profesor de Medicina del Deporte de la Universidad de Navarra, que fue quien finalmente se la diagnosticó a primeros de septiembre.

"Pero ahora su recuperación es total. Y para llegar a esta feliz situación ha contado sin duda la fortaleza del torero, ya que otro organismo menos joven y sin tanta disciplina física, hubiera tenido que esperar todavía un par de meses más. Ha sido bueno también aparcar el estrés de su propia actividad de torero, que conlleva asimismo una mala alimentación por el tema de los viajes y horarios.

Y por supuesto, han sido determinantes los fármacos aplicados", según el doctor Calabuig.

La evolución de los niveles constatan que el virus está superado, puesto que del nivel 31 que llegó a tener el torero en la peor fase de la enfermedad, y que indicaba que era "positivo", ha pasado al nivel 11, a parir del cual y hacia abajo se considera ya "negativo".

"Los análisis de plasma y orina son normales, y así, Manzanares puede empezar ya a planificar su temporada próxima", recalcó el médico, vaticinando que "si todo va como hasta ahora, para finales de enero el torero estará en una forma física óptima, y para mediados de febrero, ya a tope, fenomenal".

Por su parte, la reacción del torero al conocer su estado de curación total fue "celebrarlo yéndose a hacer deporte", según explicó Limo, su fiel mozo de espadas.

"Pasadas las diez de la noche está jugando al frontón. La verdad es que han sido unos meses muy duros, pues ha llevado la recomendación del médico, el reposo, de una manera sacrosanta. Y eso es muy difícil en un torero", finalizó el mozo de espadas.