Después del Nobel a Dario Fo de 1997, el Nobel a Harold Pinter distingue a otro escritor dramático involucrado en el hecho escénico en sus distintas caras: autor, director, guionista de cine, actor (lo fue, por ejemplo, en El sastre de Panamá, de John Boorman). Supongo que nadie lee teatro por puro gusto, como no sea la gente del gremio. Pero de todas formas también supongo que el teatro es literatura, léanme a Sir William en caso de duda. En bastantes aspectos, Pinter ha transitado la línea marcada por Beckett, otro creador de británico laureado con este mismo premio.

Recuerdo dos piezas de Pinter, El pis y El muntaplats, presentadas en 1994 por un Centre Dramàtic Di Marco prácticamente en sus comienzos y a cargo de la denominada Companyia del Simi, en unos bajos comerciales de la barriada palmesana del Coll den Rebassa, que fueron la primera sede de la Sala Sapiens, luego trasladada al Pont d´Inca y ahora desaparecida. Bastantes de los jóvenes que participaban en aquel espectáculo, Marta Barceló, Biel Jordá, Pedro Mas, Joan Manel Vadell, Gori Artieda, entre otros, representan hoy buena parte de lo más interesante de nuestro teatro.

Una formación a la que ya se puede calificar de histórica, porque cumple sus primeros veinte años, Iguana Teatre, cuenta con unos textos de Pinter, Altres veus (1999), entre sus montajes más recientes, en una versión de Gabriel Galmés que dirigió Pere Fullana con tres excelentes intérpretes: Caterina Alorda, Luca Bonadei y Carles Molinet. Con escenografía del escultor Ferran Aguiló, fue seleccionada por Balears para el Projecte Alcover. Aquel fue un momento particularmente propicio para Pinter en Mallorca. Más o menos sobre esa época la misma actriz, Caterina Alorda, fue la protagonista femenina de L´amant, coproducción catalana con Gom Teatre que dirigió Boris Rotenstein sobre la obra pinteriana.