Los restos de dos habitaciones usadas durante la dominación almohade de la isla y abundante cerámica de esta misma época constituyen los principales descubrimientos de la campaña de excavaciones desarrollada este verano en el Puig de Sa Morisca.

Las estructuras se han hallado en una zona ocupada y habitada con anterioridad, lo que indica la reutilización del recinto talayótico a lo largo de la historia. Una de las dos habitaciones ha sido descubierta recientemente y suponen una muestra más de cómo los trabajos realizados revelan datos interesantes en una campaña en la que, en principio, no se preveían grandes descubrimientos, según reconocían los mismos responsables del proyecto.

"El descubrimiento es valioso, porque disponíamos de muy poca información de este periodo histórico fuera de Madina Mayurqa (Palma). Además, tiene el atractivo añadido de que se sitúa en la zona donde desembarcaron las tropas del rey Jaume I", explica Manuel Calvo, codirector de las excavaciones. De hecho, en el Llibre dels feyts, el conquistador hace referencia a que el desembarco fue presenciado por los musulmanes desde un lugar que identifican con el Puig de Sa Morisca.

El hallazgo ha puesto en duda la datación de algún resto hallado durante estas excavaciones, como una llar de foc, que inicialmente, se consideraba de época talayótica, pero en la que ahora existen más dudas. Tras siete años de excavaciones, financiadas por el Ayuntamiento de Calvià y la Universitat de les Illes Balears, esta temporada colaboran en las excavaciones un equipo de 20 personas, de los que diez trabajan en la zona y otros diez analizan en la universidad los restos extraídos.

El poblado fortificado del Puig de Sa Morisca constituyó un importante núcleo comercial entre el 800 y el 200 a.C, aprovechandose del buen puerto natural existente en la zona -el trazado de la línea de costa era diferente del actual-, así como de unas relaciones privilegiadas con la Eivissa feninicia y púnica.

Estratégico

Víctor Guerrero, codirector de las excavaciones, destaca el carácter "estratégico de la ubicación del poblado, que fue concebido con una función específica, el contacto comercial con el exterior, concentrado en este caso con Eivissa".

El núcleo se dotó de un recinto amurallado con cuatro torres, alguna de las cuales "aún no ha sido excavada".

Las relaciones comerciales desde el lugar, agrega Guerrero, se modificaron con el tiempo, y después de la Segunda Guerra Púnica, se nota una creciente presencia de cerámicas itálicas, lo que es una señal evidente de la progresiva decadencia de la potencia comercial ebusitana. En áreas no muy lejanas del poblado se hallan otros restos de valor, como un talaiot, un santuario y un centro artesanal.

Las excavaciones en el Puig de Sa Morisca forman parte del proyecto de parque arqueológico de 35 hectáreas que el Consistorio quiere inagurar antes de final de año. La iniciativa tiene una vertiente de protección y gestión medioambiental, además de etnológica -se están recuperando viejas casas de carboners y roters en el lugar-, que se podrán visitar junto al recinto talayótico mediante una serie de caminos cuyos recorridos se están completando en estos momentos.