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Ramon Llull

Una máquina de pensar moderna

Los 700 años de su muerte son una ocasión excelente para reivindicar la vigencia del pensador mallorquín, precursor del pensamiento argumentativo - Tres lulistas de renombre reivindican su visión internacional, su apuesta por el plurilingüismo y las traducciones o la creación de un sistema lógico-matemático que le sitúa como precedente de la informática

Una máquina de pensar moderna

­Hace 700 años, entre noviembre de 1315 y noviembre de 1316, moría Ramon Llull en un lugar incierto. Fue un hombre aventurero, trabajador incansable, de una fortaleza inquebrantable y con una originalidad de pensamiento inusitada para la época. El mallorquín es, sin duda, la personalidad más universal de la cultura catalana aunque es cierto que ha adolecido de difusión a nivel popular en Balears y Cataluña a lo largo de los años. El Any Llull reivindica su figura con un programa de actividades entre las que cabe destacar un congreso internacional, cuya primera parte se ha celebrado esta semana en Palma. Tres lulistas participantes desgranan para este periódico la huella del pensador isleño en la sociedad del siglo XXI.

Pionero de la argumentación y del uso de la razón

En una situación de asimetría de poderes a nivel internacional, Ramon Llull planteó la solución del mejor argumento en un intento de objetivación de la racionalidad. "Un rasgo de modernidad", según el profesor de Investigación del ICREA Alexander Fidora. "Llull decía que cada uno razona de manera poco transparente para el otro y que por eso hemos de investigar las estructuras del buen uso de la razón. El Arte de Llull es una instrucción y un manual de cómo argumentar sobre una base estrictamente racional", señala Fidora. En este sentido, el filósofo mallorquín trató de sacar a la luz los procesos y procedimientos racionales de la argumentación y exponerlos al mundo para que pudiera producirse el diálogo con el otro, en concreto con el infiel, dado que Llull era un activista de la misión. En realidad, el pensador quería demostrar mediante un racionalismo platónico la Trinidad, la Encarnación de Dios y la Resurrección.

El hombre y su dignidad, protagonistas del mundo

El escritor mallorquín fue el primer antropocentrista de la Edad Media, época en la que Dios era el centro y la medida de todas las cosas. "Tanto en Llull como en Dante Alighieri, el hombre es el protagonista", sostiene Marta M. M. Romano, investigadora de la Officina di Studi Medievali de Palermo. "En él encontramos fe en el hombre y en su dignidad, un concepto muy moderno", continúa. "El pensador abogaba también por el equilibrio entre el hombre, el mundo y Dios", comenta. "Fue de los primeros en hablar de los cuatro elementos y decía que había una estrecha relación entre el cosmos y el hombre porque ambos estaban hechos de los mismos componentes", continúa Romano. Por este y otros motivos, "acercarse a Ramon Llull es acercarse a una Edad Media luminosa en contra de la imagen oscurantista que se ha propagado sobre esta época", considera el profesor Josep E. Rubio de la Universitat de Valencia.

Diálogo y antifundamentalismo

Llull buscaba dialogar con todos. Con las otras culturas, sobre todo la islámica y la judía. Sin embargo, Alexander Fidora incide en que el diálogo que propugnó el pensador no es comparable a la tolerancia moderna de nuestros días. Eso no quita que su curiosidad, la creatividad y el esfuerzo por convencer a todo el mundo hagan de él una personalidad de primera importancia. Sin embargo, el investigador señala que "cuando Llull habla de la cruzada lo hace con un argumento con cierto interés: decía que hay que usar la violencia para establecer las condiciones de la libertad de expresión y de movimiento", apunta Fidora. "Piensa que no fueron pocos los cristianos que se quejaron durante la época de que no podían viajar libremente por África", agrega.

Precursor de la escritura interactiva y del hipertexto

Analizada desde el punto de vista actual, la escritura de Llull resulta interactiva, hipertextual, similar a la de un texto sembrado de links. "El mallorquín buscaba que el lector fuera activo y se moviera de un sitio a otro", asegura Marta Romano. "Las gráficas y triángulos que utilizó para que se comprendieran las cosas, son también dispositivos o herramientas hermenéuticas muy modernas", convienen Rubio y Fidora.

Sensibilidad por los idiomas y un comunicador moderno

En el Libro de Contemplación expresó su preocupación por la expresión correcta y por el sistema o las estrategias de comunicación para llegar a la gente. Le preocupaba la naturaleza equívoca del lenguaje. Por eso intentó crear uno nuevo que pudiera superar esos problemas comunicativos y permitiera un entendimiento sin ambigüedades. "Llull llegó a afirmar que el lenguaje era el sexto sentido", recuerda Rubio.

Democratización del saber

Utilizó varias lenguas vernáculas para hacer llegar sus ideas. Escribió para niños, para gente sin base cultural y también se dirigió a las mujeres. Llull procuró buscar los registros adecuados para presentar y hacer llegar sus obras. Ramon Llull se adaptó a las diferentes necesidades comunicativas para hacer efectivo su mensaje. Esta necesidad hizo que se adaptara al público en dos sentidos: por una parte el lingüístico (escribía en catalán, latín y árabe, y menos en occitano, francés o castellano), y por otra el estilístico. Escribió desde tratados técnicos complejos hasta proverbios, manuales catequéticos o poemas. En definitiva, Llull -laico, burgués y autodidacta- propuso un sistema de pensamiento para cuya difusión necesitó crear una lengua popular para que le entendieran todos.

¿Pionero de la inteligencia artificial?

No son pocos los matemáticos e informáticos que reivindican a Llull como un pionero de la inteligencia artificial. Y todo a causa de su Ars Combinatoria, un procedimiento a través del cual pretendía encontrar la verdad a partir de la notación y del uso de un lenguaje simbólico. El pensador buscó la creación de un sistema de pensamiento filosófico-teológico original y personal al que llamaba "Arte". Sus objetivos eran al mismo tiempo contemplativos -Llull había oído el llamamiento de Dios- y prácticos -Llull quería convertir a los infieles-. El instrumento que forjó, sin embargo, es una máquina de pensar sensacional, personal y que funciona, y que en algunos aspectos es precursora de formas muy modernas de pensamiento lógico-matemático.

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