"Solidaridad y apoyo a todas las víctimas de esta noche de terror. Europa y el mundo occidental deben afrontar unidos una lucha sin tregua contra el terrorismo y quienes les apoyan", era el clamor unánime ante la barbarie de los ataques yihadistas en París que terminaron con la vida de 129 personas, entre ellas un residente de Palma que murió en la sala de fiestas Bataclan.

"No confundais islamistas con musulmanes, por favor. Mi condena a los atentados, mi solidaridad con las víctimas y mi repulsa a los racistas que se ponen al mismo nivel que los bárbaros. No a la violencia. No al racismo", rogaban muchos horrorizados como todos por la masacre que conmocionó al mundo el pasado viernes 13 de noviembre y que mantiene en vilo a la mayoría.

"Qué desgracia... Lo más frustrante es que esto acaba de comenzar", señalaba un lector aterrado por la guerra desatada en la capital de Francia y que obligó a incrementar las medidas de seguridad hasta en el aeropuerto de Palma. "Siempre hay que estar alerta. Es cierto que la posibilidad de que atenten aquí es muy baja (por otra parte no podrían escapar), pero siempre hay que extremar las precauciones", afirmaba un cyberlector, mientras otro pedía: "Que no bajen la guardia".

El estupor de los internautas creció con la desaparición de Sven Alejandro Silva Perugini, el venezolano residente en Palma que estaba de vacaciones en la capital francersa y que al final resultó muerto en la discoteca donde los terroristas atacaron con más saña. El primer mensaje de su madre en las redes sociales pidiendo ayuda para dar con su paradero movilizó a muchos que mantuvieron la esperanza hasta el último minuto.

La confirmación de su muerte, primero por el presidente Nicolás Maduro y luego por su progenitora, sumió en más tristeza a todos. "Lástima de juventud a manos de asesinos", era el lamento general y cientos los mensajes de apoyo a la familia de Sven, "un compañero con un carisma y alegría única que así será recordado".