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Entrevista

Luis Alberto de Cuenca: "Todavía hay mucho salvajismo en la mente del hombre"

Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950), ayer, en CaixaFòrum. b. ramon

Luis Alberto de Cuenca cita en su discurso y con la misma seriedad a los clásicos griegos y una película de James Bond. Por los tiempos que corren, la conversación discurre por los meandros de la política internacional y la decadencia de Occidente. A su modo de ver, la poesía celebra el misterio de ser hombre y actúa balsámicamente sobre la condición humana, que es trágica. De las voces poéticas actuales, alaba a Agustín Fernández Mallo, " una de las realidades más hondas de nuestra literatura". Una de sus recetas, el siempre polémico relativismo.

-¿A qué poeta latino se siente más cercano?

-A Catulo de Verona. Aquello que dijo de "odio y amo, me preguntarás cómo puede ser posible eso y yo te contestaré que no lo sé pero que es así y que es una tortura" [improvisa la traducción] es una cosa completamente moderna.

-En estos tiempos de confusión, caos y terrorismo yihadista, ¿puede hablarse más que nunca de la decadencia de Occidente?

-La decadencia de Occidente viene del libro aquel de los años 20 de Oswald Spengler. Pienso que es una decadencia relativa porque de algún modo Occidente todavía sigue siendo el asidero más importante en el que la civilización se fundamenta para salir adelante. Todas estas cosas que pasan son obstáculos que nos ponen a nuestro paso pero que evidentemente sortearemos porque tenemos la capacidad suficiente para hacerlo. Y lo ha demostrado Francia con una lección de patriotismo, dirigida por su presidente y con todos los partidos agrupados en torno a él, para devolver al país el prestigio que puede ponerse en tela de juicio cuando tienen lugar este tipo de acontecimientos tan trágicos y terribles. De modo que yo confío plenamente en la vieja Europa a pesar de su decadencia intuida por tanta gente.

-¿Son los atentados de París una consecuencia del fracaso del multiculturalismo y la integración?

-La integración no ha fracasado en según qué minorías. Hay unas más reacias a ser absorbidas por una determinada cultura o civilización y otras menos. Depende del grado de concienciación étnica o religiosa que haya en esas minorías, pero evidentemente yo pienso que en Europa se están haciendo las cosas bien. Dentro de los grupos, luego hay algunos individuos que se integran mejor que otros. Por ejemplo, el mundo islámico ha dado ministros importantes al gobierno francés. Estoy pensando en aquella ministra marroquí [Rachida Dati] en el ejecutivo de Sarkozy. El caso es que hay de todo y Europa siempre se ha caracterizado por ser un crisol de razas y lo va a seguir siendo. El mestizaje siempre es bueno.

-En su último libro, galardonado este año con el Nacional de Poesía, hay un verso que ni hecho a propósito sobre los acontecimientos acaecidos. "Los mortales estamos hechos de 20 piezas: 19 salvajes y 1 civilizada".

-Sí. Lo que hay que hacer es ir desarrollando esa vigésima pieza civilizada. Pero creo, y me da pena pensar así, que todavía hay mucho salvajismo en la mente del hombre. Nuestra evolución está siendo más lenta de lo que pueda parecer. Llevamos muy poco tiempo en el planeta, 150.000 años, escasos en relación a la edad del universo, desde que el primer homo sapiens salió de África para descubrir el mundo. Todavía hemos de aprender muchas cosas.

-¿Qué tipo de poesía demanda el mundo en estos momentos?

-El mundo demanda poesía porque el hombre y la poesía son absolutamente connaturales y tienen que suponerse el uno a la otra. Siempre que haya seres humanos habrá poesía. La poesía de ahora será la misma que ha sido siempre: la que cante las miserias y las grandezas del ser humano y las grandes ideas que son el amor, la amistad, el odio, la fraternidad, la ternura; es decir, lo que nos configura como especie.

-Fue secretario de Estado de Cultura en la legislatura 2000-2004. ¿Regresaría a la política?

-En principio, no.

-¿Muy decepcionado?

-No, en absoluto. Cuando uno es decente, no siente decepción pero sí cansancio porque a tu familia, hijos y amigos los ves menos. Cuidas menos de tu ámbito más querido y eso es doloroso siempre.

-¿Tenía tiempo para escribir?

-Poesía siempre. Porque la poesía es compatible con todo. Puedes ser pontífice romano o emperador del sacro imperio romano germánico y escribir poesía.

-¿Y ser mala persona y escribir poesía?

-Sí. Y escribir novela. Es el caso de Céline, el escritor nazi y antijudío declarado. Dicen que no era tampoco tan mala persona como médico, pues atendía gratuitamente a gente. El caso es que estaba dominado por una ideología perversa. Y sin embargo era un novelista excepcional. Digamos que los niveles morales y estéticos están en compartimentos estancos. En este sentido, pienso que nunca se debe juzgar con moralina la creación literaria o artística."Confío plenamente en la vieja Europa a pesar de su decadencia intuida por tanta gente"

-Se cumplen 40 años de la muerte de Franco. ¿Cuál es su balance?

-Yo estaba de becario predoctoral en el CSIC. Fue una noticia que conmovió los cimientos de la sociedad española. También estaba la duda sobre qué iba a ocurrir después. Afortunadamente, la Transición se hizo impecablemente e inauguramos una democracia sin derramamiento de sangre y sin ningún tipo de alharaca.

-¿Sigue siendo un poeta de línea clara?

-Sí. Me gusta llegar a la gente comunicativamente con un trazo claro y digamos que suficientemente verdadero para que la gente pueda llegar a identificarse con el yo-poético que habita en mis poemas. Siempre he intentado que mi poesía sea como una especie de altavoz de la voz de los demás. Lo que pienso que es fundamental en la poesía, sea clara, oscura o geométrica, es suscitar emoción en quien la lee. Si no emociona, malo.

-¿Y qué lugar ocupa la verdad?

-Es una palabra muy ambigua. Tengo un poema que habla sobre el tema [lo recita]. Yo soy militante en la escuela escéptica. De las escuelas helenísticas, simpatizo sobre todo con la fundada por Pirrón de Élide. Y uno de mis libros de cabecera que está siempre en mi mesa de noche son los Esbozos pirrónicos de Sexto Empírico. Es la biblia del escepticismo. Pienso que se avanza a fuerza de dudar. Con dogmas y verdades absolutas, nunca se avanza. Por eso las verdades son siempre relativas.

-¿Qué expresión podría definir a nuestra época?

-Relativismo, por ejemplo. Lo negativo de éste es que produce sufrimiento. Se vive mejor en un mundo amparado por creencias y por un sistema de valores preciso. Lo positivo es que enriquece muchísimo el intelecto humano y posibilita que el acercamiento al arte, que es lo que a mí me importa, crezca.

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