La Unión Europea calienta motores para la cumbre climática de París, a la que acude con el escándalo de Volkswagen de telón de fondo, pero empeñada en lograr un hito histórico: un acuerdo contra el calentamiento global de obligado cumplimiento para todos. A la cabeza de la delegación europea viaja el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, el ex ministro español Miguel Arias Cañete. El objetivo es componer un puzzle poliédrico, bajo la sombra del fiasco de Copenhague y del escaso alcance de Kioto.

"Llegamos a París con muy buenas cartas para jugar la partida, pero la partida no va a ser fácil", afirmó Arias Cañete en referencia a la cumbre que comenzará el 30 de noviembre en la capital gala. Apenas a dos semanas de que dé comienzo el encuentro, el antiguo ministro español ve dificultades, pero está seguro de que en París se sellará un pacto. Pero advierte de que lo importante no es volver con un documento, sino con contenido.

"Acuerdo habrá, lo que hace falta es que sea un acuerdo ambicioso y con potencia suficiente para frenar el calentamiento global en la cifra de dos grados centígrados que dice la ciencia que es el límite máximo que podemos asumir", recalca el comisario. Esto aún no está garantizado. Una de las líneas rojas para la Unión Europea es que el pacto sea vinculante y que cubra a países desarrollados y en vías de desarrollos por igual. Con la flexibilidad suficiente para que cada país actúe en función de su situación, sí, pero también la rigidez necesaria para que se cumpla.

"Compromisos vinculantes va a haber en París, porque tiene que ser un instrumento útil para luchar contra el cambio climático", dijo Arias Cañete, frente a las dudas que ha sembrado el secretario de Estado norteamericano John Kerry, al afirmar que el pacto resultante de París no será de obligado cumplimiento.Para el comisario, estas palabras solo reflejan los problemas internos a los que se enfrenta la Administración estadounidense para lograr la luz verde del Congreso y el Senado a unos objetivos vinculantes.

"La mayoría de las partes de la Convención (Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) quieren compromisos de mitigación vinculantes. Cuando hay posiciones contradictorias hay que buscar elementos de consenso", advirtió. La UE llega a París defendiendo que el acuerdo vaya más allá de 2030 y que no solo permita, sino que empuje a todas las partes a ir gradualmente aumentando su ambición, con el objetivo de lograr una economía totalmente libre de emisiones de dióxido de carbono (CO2) en 2100.