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Todos los apellidos vascos y catalanes

El ingeniero Macarrón Larumbe demuestra que las personas de patronímico español apenas acceden a cargos en Cataluña ni Euskadi, pese a ser mayoría

Todos los apellidos vascos y catalanes

Ni Puig, ni Martí. Tampoco Serra, Pons o Pujol. Los cinco patronímicos más comunes en Cataluña son los españolísimos García, Martínez, López, Sánchez y Rodríguez, que lo mismo valen para Barcelona que para Jaén. Sin embargo, ni uno solo de los 102 consejeros que ha tenido el Gobierno de la Generalitat desde 1980 hasta hoy luce uno de esos cinco principales como primer apellido y sólo dos dirigentes lo tienen de segundo. La probabilidad de que tal realidad catalana sea mero fruto del azar no supera el 0,02%. El dato supone más que una simple anécdota y figura en un estudio realizado por el ingeniero Alejandro Macarrón Larumbe, consultor especializado en demografía, en el que se ponen de manifiesto las enormes dificultades que tienen para acceder a altos cargos políticos en Cataluña y en Euskadi aquellas personas que no tengan patronímicos autóctonos, pese a que estos últimos son clara minoría entre la población.

"Del 70 al 90% de todos los principales puestos políticos en ambas comunidades autónomas desde 1980 hasta la actualidad han estado ocupados por personas con apellidos locales, en claro contraste con el hecho de que los habitantes con apellidos típicamente españoles supongan más del 60% de la población", apunta Macarrón, para quien "queda demostrado que si bien la población en Cataluña es mayoritariamente charnega y en el País Vasco maqueta, el poder político ha estado y está en manos de una minoría local. Si eres González tienes muy poco qué hacer".

El estudio ofrece otros datos de lo más llamativo. Los 33 apellidos más frecuentes en la provincia de Barcelona son de ascendencia española, mientras que entre los veinte principales sólo cuatro son catalanes en Girona, y cinco en Lleida. Sin embargo, esa realidad de la calle no se ha trasladado a la política catalana de los últimos 35 años y parece que cada vez lo hará menos, a la vista de que, tal y como desvela Macarrón, de los 40 candidatos de Junts pel Sí en las últimas elecciones, solamente dos tienen apellidos que desvelan un origen familiar charnego. Eso sucede en una región en la que nueve de cada diez consejeros que han integrado el Gobierno autonómico lleva un primer apellido local. El predominio de la minoría es absoluto. De los presidentes de la Generalitat, José Montilla Aguilera es la única excepción.

El caso de Euskadi es muy similar. El consultor demográfico constata que entre los diez apellidos más frecuentes en Guipúzcoa, en Vizcaya y en Álava no hay ninguno que sea de ascendencia vasca. Sin embargo, los españoles, clara mayoría, apenas aparecen en los altos cargos políticos de la comunidad. Únicamente dos de cada diez integrantes de los gobiernos regionales desde 1980 hasta la actualidad tienen apellidos que no son vascos. La mesa de la Cámara del Parlamento autonómico está integrado por "vascos-vascos". Allí no hay ni un solo patronímico español.

Los apellidos no se pueden cambiar, aunque los dos integrantes de las listas de Junts pel Sí que los tienen españoles los unan con una muy catalana "i". Sin embargo, en dos comunidades autónomas en las que la ascendencia familiar que desvelan los patronímicos tiene tanta relevancia para acceder a cargos de responsabilidad política no resulta extraño que los nombres de pila españoles, mayoritarios hasta ahora, se batan en retirada y que los padres escojan para sus hijos lo más vasco que haya. "Donde antes había José María hoy está llenó de Gorkas", subraya Macarrón.

"Actualmente, los nombres locales son la inmensa mayoría entre los niños catalanes. Los de tipo español genérico son muy pocos, exceptuando aquellos que son iguales en una u otra lengua, como David, Ramón, Víctor, Ángel o Raúl", apunta el consultor, quien pone de manifiesto que en el País Vasco el porcentaje de niños con nombre español es ínfimo. Otra conclusión llamativa del estudio es que, a diferencia de lo que pasó hace 30 o 40 años, tanto Cataluña como Euskadi atraen muy poca o ninguna inmigración nacional neta. "El caso del País Vasco resulta muy llamativo: es la comunidad autónoma que más se ha envejecido en las últimas décadas", subraya Macarrón.

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