Tomo prestado el título del libro del tan recordado Jean Schalekamp; no en vano, ese volumen refleja los trágicos acontecimientos que se vivieron en Mallorca a raíz del golpe de Estado de 1936, y ésta es, además, una frase que se pronuncia en la función. Dels llargs camins, así lo enuncia su programa de mano, es "teatro documental", basado en las investigaciones de Jaume Morey. De hecho, narra las peripecias auténticas de once izquierdistas de Artà, unidos en una fotografía que, nos cuentan, permaneció oculta durante los nefastos cuarenta años de la dictadura.
La pieza de Jaume Miró, nombre destacado de la dramaturgia mallorquina, rompe una lanza por la recuperación de la llamada "memoria histórica"; es decir, hechos y personajes ocultos y olvidados durante décadas. Y esto me parece, desde el punto de vista simplemente histórico, saludable y conveniente. Tanto más, cuanto que aquellos revolucionarios, y al frente de ellos el alcalde del último periodo republicano, fueron perseguidos (y algunos asesinados) meramente por sus ideas y su militancia. Hay un trabajo de reconstrucción encomiable. Pero su misma naturaleza documental marca al espectáculo de tal manera que queda bastante recortado el aspecto estrictamente artístico. Hay penalidades, abundantes, y es cierto que muchas de ellas pueden aplicarse, por desgracia, a nuestros tiempos, en otros ámbitos; pero la subjetividad del relato, ligada a la propuesta misma, se resuelve en cierta linealidad.
Espléndido trabajo de los cuatro intérpretes: Miquel Àngel Torrens, Joan Manel Vadell, Biel Bisquerra y Sebastià Adrover. Y buen aprovechamiento escénico, con economía de medios.
Teatre Catalina Valls (Palma)
Autor: Jaume Miró. Dirección, escenografía e iluminación: Joan M. Albinyana. Intérpretes: Miquel À. Torrens, Joan Manel Vadell, Biel Bisquerra y Sebastià Adrover. Música: Marcel Cranc.
