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El vestidor

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Domingo 18: Amablito

Ha aparecido Amablito. Ha emergido de repente, cuando ya nadie le echaba cuentas. Como un iceberg, como un rayo dormido. Amable, en adelante Amablito, nació en perla del Caribe. Y allí conoció a la chuminera Lydia Lozano. Discrepan respecto a la naturaleza de dicho conocimiento. Pero Amablito ha vuelto de entre las sombras, ha viajado al futuro, ha removido el pasado. También el primer amor -así se autotitula- de Belén Esteban. Un pack. Este no es de donde Fidel, es producto nacional, pero vive en Chile, que también vale. Y tiene un vídeo de una comunión familiar. Bailando en pareja los pajaritos o el asejeré y algún pasodoble. Lo que en Mediaset viene siendo munición gruesa. El de Cuba no tiene ni un mal recordatorio amarillento de boda, ni unos labios tatuados en vaso de tubo y conservados en formol. Ha tenido que emerger, también de entre los muertos, otro cubano de pro, Dinio García, para defender la honra de la periodista. Como oriundo de la isla. A este le ponen un capote y embiste. Cuando falleció Marujita allá que fue. Y clamó contra el olvido: qué menos que mandarle un clavelito. De Tony Hernández, el de Sara, no se ha vuelto a saber. Dénle tiempo.

Lunes 19: culo y pollo

A Calleja, en situaciones extremas, uno le cuenta cosas impensables. Más o menos como a Bertín. En Noruega, en las islas Lofoten, a un tiro de piedra del Círculo Polar Ártico, el lugar que deja en evidencia la teoría del primo de Rajoy, el culo del mundo, David Bustamante canta. Hace frío, está oscuro, las fieras acechan. Se parece a ver la muerte cerca y la vida pasar. ¿Cómo conoció a Paula (la actriz, la bloguera, la it girl)? Una conversación muy de los casquetes polares. La que una imaginaría que mantendría Robinson Crusoe con Viernes, Amundsen con el sherpa, Amstrong con un selenita, Papá Noel con su duende. De una forma muy ridícula, dice él. En un catering, cogiendo pollo. "La vi por detrás, y dije ´qué culo, como la cara la acompañe... me la llevo pa mí´". Ridículo puede, mas no frente a la aurora boreal. Según Calleja.

Martes 20: madrina

Ana ya tiene madrina. Ana será la primera nieta de Isabel Pantoja. La mujer que pudo reinar y acabó entre rejas ha vivido la dicha de ser abuela. Dos veces. Con su poquito de disgusto. Una, porque la hija era casi una niña. Dos, porque el hijo conoció a la madre en un programa de televisión, luego no consumaron (la boda) y ella se fue, con el niño, a tierras de la Pérfida Albión. Pero no ha experimentado la dicha de amadrinar a la sangre de su sangre. Isa parecía preferir a la nanny; Francisquito, a sus dos años y medio, sigue sin cristianar, en suelo protestante. El hijo ahora espera otro retoño de otra joven, esta vez fémina. La madrina será la tía. Isabel se queda con ganas de peineta y mantilla. Con la de veces que cantó ella la copla. Pero aquella era otra historia.

Miércoles 21: venganza

No solo hay machos alfa. En todo grupo de lobos hay una hembra alfa. Una loba tiene poder dentro de la manada, poder oficial. Mariló es una mujer alfa. Fabiola tira más a beta. Es una ley de la naturaleza, una cuestión etológica. Mariló visitó a Bertín, el macho alfa-ibérico, y se empoderó de su madriguera. Como en el cuento, probó su sopa y se tumbó en su cama. Cuando llegó a casa la esposa del presentador, exclamó, como Ricitos de Oro, ¡alguien ha probado mi sopa! y ¡alguien ha dormido en mi cama! Pero la sopa se sirve caliente, al revés que la venganza, que se sirve fría. Y la venezolana urdió su vendetta. A la semana siguiente es el exmacho de la hembra alfa el que, casualmente, visita el mismo hogar. Y como entre machos dominantes la tensión sube enteros, la hembra de la casa interviene y se lleva al invitado al mismo lecho. Donde las dan, las toman. Si bien la revancha de mujer beta es "más respetuosa". Sin revolcón. Sobre las sábanas de hilo y los cojines bordados ajenos. En solitario, pero revolcón. Por su parte, los hombres alfa se interrogan sobre la "inteligencia sexual" de Mariló. Ante la ignorancia de los machos, emergen ellas. Lo entenderíais si leyéseis 50 sombras de Grey, dice Fabiola. Al fin, las hembras se hallan en un lugar común. Con sus más o sus menos, sus alfas o sus betas.

Jueves 22: maquillaje

Camilo, con ordinal como los reyes o los papas, se ha marcado un Uma Thurman. No estaba muerto, estaba de parranda; no era bisturí, era maquillaje. El representante del artista ha aclarado que no se ha operado, al menos no recientemente. Solo es que ha engordado y el maquillaje que le pusieron en Qué tiempo tan feliz le agudizó los pómulos. Es raro, porque los de María Teresa no parecían dos pelotas de tenis a la altura de los ojos. "Hay personas que no se hacen nada o se hacen poca cosa, otras que se hacen más", ha opinado la doña para acabar de arreglarlo. "Los hombres lo tienen más difícil", concluyó, con conocimiento de causa, la mamá de Terelu. Cualquier día, como la musa de Tarantino, reaparece con la cara lavada y recién peinado (¿la melena también llevará bótox?) y recuperamos al Camilo de siempre. VI, como Felipe. Pero con ese.

Viernes 23: el collarín

La diosa del cuché se ha hecho verbo, que no carne. Sigue siendo, para quienes solo pueden contemplarla portada mediante, eterna, atemporal, entre marmórea e incorpórea. Pero ha hablado y hablar la ha vuelto un poco más humana. Ahora sabemos, por ejemplo, cómo viaja. Hemos descubierto que existe el kit isabelpreysleano para el avión: una bolsita con su propia comida -que una, desde su inanidad, imagina del tipo de las de los astronautas- y un collarín para dormir. Sin lesión, como medida preventiva, profiláctica. Cuenta Isabel Preysler que Mario se queda mirando perplejo el ritual y le dice: "Sabes que estás rematadamente loca, ¿verdad?" Y ella le replica, desde su burbuja, como el argonauta, como el viajero del espacio desde el ojo de buey de su nave interestelar: "Pero Mario, ¿tú te crees que estaría contigo si no estuviese rematadamente loca?" Y ríen todo lo que pueden reir con las limitaciones propias del estiramiento facial y el collarín en las vértebras. Aun hay más. También lo confiesa la diva imposible, entrevistada por la revista Elle, mirando a cámara desde la cápsula del tiempo. "Siempre corto los calcetines para que no dejen marcas". ¿Calcetines? ¿marcas? He ahí la revelación. Un resto de su pasada vida mortal. Que se llevó al Olimpo.

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