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La antigüedad reivindica su espacio

"Queremos poner en valor un gremio que está un poco olvidado", señala la impulsora de la III Fira d'Antiguitats i del Col·leccionisme de la Serra de Tramuntana, Marieta Salas

La antigüedad reivindica su espacio

La finca Las Esencias de Ses Rotes, en el kilómetro 2,6 de la carretera de Esporles, pasado Ses Rotgetes de Canet, es el escenario de la tercera edición de la Fira d'Antiguitats i del Col·leccionisme de la Serra de Tramuntana, que destinará parte de su recaudación al comedor social y centro de acogida de la Associació Altruista Es Refugi. Una cita que abrió ayer sus puertas y que podrá visitarse hasta el próximo domingo,de 11,30 a 20,30 horas.

La muestra reúne un total de cuarenta expositores, la mayoría de Mallorca y Barcelona, con los muebles antiguos mallorquines, la pintura y las muñecas y otros juguetes como principales protagonistas.

"Queremos poner en valor un gremio, el de los anticuarios, que está un poco olvidado. Y lo hacemos con una feria que apuesta por la solidaridad, una virtud muy española. Somos un país generoso y lo demostramos continuamente", subraya la impulsora de este encuentro, Marieta Salas.

Entre palmeras y buganvillas casi centenarias, en un espacio que fue restaurado en 2011 y que ha recuperado el esplendor de los años setenta, cuando turistas y mallorquines se divertían al ritmo de las orquestas de moda, el visitante puede contemplar y adquirir todo tipo de artículos, con precios para todos los bolsillos.

Entre los objetos más codiciados destaca una vajilla completa con juego de café de doce servicios firmada, cada una de las piezas, por Salvador Dalí. El rey don Juan Carlos posee la primera de las entregas. Su expositor rehusó facilitar su precio. Otra de las joyas de la feria es una pintura de Dionís Bennàssar (Pollença 1904-1967), con un precio estimado de 22.000 euros.

La pintura mallorquina es uno de los atractivos de la muestra, con precios que oscilan entre los 450 cuadros y los 2.500 que alcanza un cuadro de Antonio Ribas. También pueden encontrarse aparadores modernistas por 1.200 euros o una cómoda Carlos IV restaurada por 4.500.

"Tras ocho años de crisis esta es la única feria de antigüedades que sigue celebrándose en la isla. La tendencia ahora mismo está al alza, pero la recesión ha hecho una criba. En 2007 éramos 43 anticuarios y hoy solo quedamos once", señala el presidente de los anticuarios, Daniel Cota.

Juguetes de todas las épocas y procedencia se exhiben en el expositor de Elisabeth Laquière, desde una muñeca Greiner del año 1880 (1.000 euros) a un Bugati de color rojo de la casa Payá del que solo se hicieron mil unidades (550 euros) o un Darth Vader de casi un metro de altura recién adquirido a través de eBay (150 euros). "Nuestro cliente suele ser un hombre, de mediana edad, que, a diferencia de las mujeres, sabe lo que quiere en cuanto lo ve. Son muy caprichosos", asegura Laquière.

"Nos cuesta vender. Vemos luz al final del túnel, pero muy tenue", apunta Pilar Marqués, en cuyo expositor sobresale una colección de cerámica italiana, unos albarelos del XVIII y unos ejemplares de El mueble en Mallorca, volumen que ofrece una radiografía del sector.

La entrada a la Fira es gratuita aunque hay que pagar dos euros en el aparcamiento.

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