La conmemoración del Día Internacional contra la Pena de Muerte sirve para recordar el impacto que tiene en todo el mundo el castigo legal más grave que se impone en decenas de Estados a hombres y mujeres. Las estadísticas más fiables sobre el empleo de la pena capital son difundidas por organizaciones como Amnistía Internacional, que lleva más de 50 años trabajando por los Derechos Humanos.

Esta ONG documentó el año pasado un total de 607 ejecuciones en 22 países, lo que supone un descenso con respecto al año 2013, cuando se constataron 778 ejecuciones en el mismo número de países. Sin embargo, de estas estadísticas queda excluida China, donde las autoridades no revelan nunca datos sobre condenas. Según Amnistía, el número total de este país sería superior a la cifra mundial de ejecutados.

China, Arabia Saudí, Irán, Irak y Estados Unidos encabezan el listado de "grandes ejecutores", como los define Amnistía Internacional. Pese a que en muchos países no se dictan condenas a muerte, la pena capital sigue vigente en muchos Estados, como ilustra el siguiente mapa interactivo, que muestra también las ejecuciones realizadas y las penas de muerte ordenadas en los dos últimos años, así como los métodos empleados:

La pena de muerte se aplica en democracias y en dictaduras; por delitos como asesinatos y también por conceptos como la homosexualidad y la blasfemia. Y, en muchos casos, por simples delitos de opinión: fundar un partido político, hacer uso de la libertad de expresión, seguir una religión o mantener una relación sexual fuera del matrimonio son prácticas que incomodan sobremanera a muchos Estados.

El secretismo de regímenes tan herméticos como el chino dificultan el conocimiento de datos exactos sobre la pena de muerte. Pero sí se sabe que el número de países que la utilizan ha disminuido en las dos últimas décadas, pasando de 41 en el año 1995 a 22 en el año 2014. Sin embargo, ahora quedan excluidos los datos de Siria, donde se sospecha que el régimen está dictando numerosas condenas contra opositores moderados y también terroristas.

Precisamente, el combate contra el terrorismo ha motivado el incremento del uso de la pena de muerte en algunos países. Además, su uso arbitrario contra personas con discapacidades mentales o intelectuales o que han cometido delitos cuando eran menores de edad no ha cesado. Razones por las que la movilización contra la pena capital sigue involucrando a miles de personas en todo el mundo. El Día Internacional contra la Pena de Muerte es una excelente ocasión para reivindicar los frutos de su trabajo y elevar la presión contra los Estados que aún hacen empleo de ella.