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Entrevista

Toni Albà: "El Obispado se divertirá con nuestro exorcismo de la muerte"

"Creo que Rajoy trabaja por la independencia de Cataluña. Cuando abre la boca, la lía parda"

Toni Albà, un habitual del Teatre del Mar. b. ramon

-¿A qué personaje está observando últimamente de cara a futuras imitaciones?

-A Roberto Fernández, el nuevo director deportivo del Barça. Es un encargo de la tele y ahí estoy, hincándole el diente. Siempre observo y observo personajes, aunque esté en Ikea. Me divierte.

-La oportunidad para salir de "Fincas España" -la definición es suya- no ha fructificado. ¿Frustrado?

-Frustrado no, la cosa continúa. Esto ha sido una mayoría de escaños y la mayoría está ahí. Estamos muy animados. España necesita un cambio y va a empezar por Cataluña. Tenemos que acabar con este estado de corrupción permanente e injusticia social.

-¿Usted odia a España?

-No. Yo tengo amigos, familia, conocidos y muchos colaboradores que son españoles y se sienten españoles. Lo que aquí sí ha habido es una especie de estado constante por parte de unas oligarquías, de los poderosos, de maltrato a Cataluña y sus gentes.

-¿Qué es Brots?

-Un espectáculo clown que pone a cuatro personajes fuera de lugar: asistir al funeral de su mejor amigo.

-¿Quién es el difunto?

-Enric Brots i Dalmau, un artista total que ha fallecido en el extranjero. Ha sido un creador, un Da Vinci de nuestro siglo que siempre ha destacado en todo lo que ha hecho: medalla olímpica en unos cuantos deportes, escultor, pintor, compositor musical, poeta, escritor, actor, director, productor, guionista en series de cine, radio, televisión, teatro... El tío que todo el mundo odia. Muere en el extranjero y por encargo de la viuda sus mejores amigos, sus colaboradores, los segundones, pues le tienen que organizar el funeral. Y el funeral, no saldrá bien.

-¿Juegan con la improvisación?

-Los personajes siempre están en el escenario dejándose sorprender por cada acontecimiento que va pasando, y ahí pasan un montón de cosas. Llega un momento en que nosotros mismos [a Albà le acompañan los actores Fermí Fernandes y Gerard Domènech, y los músicos Xavier Macaya y Antonio Santoyo] nos preguntamos cómo hemos llegado hasta aquí. No hay improvisación pero sí hay libertad de ejecución. Los actores estamos en el escenario y cuando nos sucede algo nunca hacemos lo mismo. El clown se caracteriza por dejarse sorprender en tiempo real por lo que está sucediendo. Muchas veces al actuar estás mirando al otro y pensando: madre mía como no acabe, me muero. La sorpresa de tu compañero te pone al borde de un ataque de risa. Sabías que lo iba a hacer pero no cómo lo iba a hacer.

-¿Cómo se logra evitar ese accidente, el de desternillarse delante del público?

-Lo disimulamos como podemos. Suerte que estamos en un funeral y hay pañuelos por todas partes. Y descubrimos que era la única manera que teníamos de poder ahogar la carcajada entre lagrimones, porque la reacción corporal a la carcajada y al estallido de llanto es la misma. Ante tanta idiotez en el escenario, a la que no podemos más hacemos ver que lloramos.

-¿Por qué aparece la risa en actos tan serios como una misa o un funeral?

-Porque la usamos como válvula de escape. Lo que queríamos con este espectáculo era trabajar con la risa prohibida. De joven, cuando iba a misa con los curas el entretenimiento casi rutinario era hacer reír al monaguillo que estaba al lado del sacerdote, o cuando estabas arriba, intentar hacerles reír tu a ellos. Si en un funeral el cura en lugar de decir "oremos" dice "odemos" no podrás parar. Es imposible. Es la risa prohibida. Solo puedes evitarla explosionando interiormente.

-¿Quién debe ocupar la primera fila en Brots?

-Quien quiera. Todos los espectadores están vinculados a la ceremonia del funeral. El público forma parte de la familia y reirán tanto los de la primera como los de la última fila. Participarán en el montaje, pero desde sus asientos. En un momento dado cantaremos todos juntos una canción dadaísta. Todo es muy lúdico. Nadie se sentirá molesto. En más de una ocasión ha venido el cura del pueblo de ahí donde estábamos y, acabada la función, nos ha dicho: "Va a ser muy difícil a partir de ahora hacer un entierro".

-Le advierto: el Teatre del Mar es propiedad del Obispado.

-Pueden venir, se lo van a pasar muy bien y van a hacer exorcismo junto con nosotros del hecho de reirnos de la muerte.

-Siempre que viene a la isla actúa en el mismo escenario. ¿Ya le han puesto una cama con su nombre en el teatro de Es Molinar?

-Casi, casi. En el Teatre del Mar me siento como en familia. Me tratan como en casa. Es un teatro pequeñito; me saldría más a cuenta hacer una sola actuación en el Auditòrium pero es más chulo en pequeño comité, con 200 personas, trabajando más pero disfrutando más.

-De cara a la muerte. ¿Risa nerviosa?

-Sí, porque es impepinable que eso va a suceder. La risa nerviosa es protagonista de este espectáculo y aparece entre el público.

-¿Ha elegido ya su epitafio?

-"Aquí descansa Toni Albà, por fin".

-Puesto a elegir, ¿elegiría morir de risa?

-Por favor, de un atracón de reír hasta no poder más. Con Sergi López me pasó una vez que estábamos en casa de sus padres, hace ya años. Empezamos a reírnos y casi nos ahogamos. Entre la risa y el polvorón y las magdalenas que nos comíamos, casi no lo contamos. Lo pasamos muy mal y bien a la vez.

-¿Un funeral político de Rajoy, le pone?

-Sí. Es que peor no se puede hacer. He llegado a pensar que Rajoy trabaja por la independencia de Cataluña. Cada vez que abre la boca, la lía parda.

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