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Arte

La Nit de l'Art en su encrucijada

La masificación divide a los protagonistas de esta fiesta, tildada por algunos de "botellón" y "verbena". Digerida su última edición, se piden soluciones para controlar una cita que "ha muerto de éxito"

Pelaires, una de las galerías que cada año registra gran afluencia en la Nit de l´Art.

Superada la resaca de su última edición, los protagonistas de la Nit de l’Art, es decir, galeristas y artistas, han analizado para DIARIO de MALLORCA una de las marcas que define a esta fiesta: la masificación. La superpoblación en las salas y en la vía pública ha sido tal algunos años que sus organizadores, conscientes de que ese día es el más complejo para ver arte contemporáneo, decidieron en su última entrega cambiar de modelo y, al margen del ‘día grande’, programar dos jornadas para profesionales, coleccionistas y amantes del arte. ¿Satisfizo las demandas del sector? ¿Fue una solución plausible? ¿Deben continuar los esfuerzos por corregir esa concentración que para muchos se convierte en una sensación de agobio?

El presidente de Art Palma, Xavier Fiol, subraya que “no se puede ver y disfrutar de una exposición con 200 personas a tu alrededor”. De ahí que anuncie “más cambios para el futuro” aunque todavía es pronto para concretarlos. “Estamos trabajando en ello. La Nit de l’Art de este 2015 ha supuesto el punto de partida hacia una renovación. Debemos definir la Nit de l’Art que queremos para el siglo XXI”, comenta.

“Desde Art Palma -continúa- concebimos la fiesta como una parte importante del concepto de la Nit de l’Art. La masificación responde a las ganas que la gente tiene por participar. La fiesta es fundamental y ya está instaurada. Entiendo algunos reproches pero hablar solo de botellón es caer en la crítica fácil”.

Para Fiol, “estamos ante un fenómeno sociológico de interés y hay que buscarle el lado positivo. Hace veinte años -la Nit nació en 1997- nadie entraba en las galerías. Gracias a la Nit de l’Art en algunas personas se ha despertado un interés hacia el arte contemporáneo”.

Uno de los padres fundadores de la Nit de l’Art, la galerista Maria de Lluc Fluxà, que decidió desvincularse de esta fiesta hace cuatro años, lo tiene bien claro: “La Nit de l’Art no despierta la pasión por el arte. Siempre ha sido una festa de carrer, lo cual no es malo, pero a mí no me interesa. En sus primeras ediciones era más humana y menos psicodélica. Había menos gente y más interés por el arte”.

La también galerista Marta Salleras coincide con su socia: “En la Nit hay música, gente tomando copas, mucho ruido... La Nit de l’Art es como una verbena, una festa major, con barras en la calle y agobios. No sé si habría que extenderla una semana y hacer una Nit de l’Art, otra de música, no sé de qué manera pero realmente a la Nit de l’Art se va a beber y a pasarlo bien. Muchas familias me dicen: salimos por que esto es gratis. No sé cómo lograr que estas familias entren en una continuidad”.

“Tal y como está planteada -agrega- no es la mejor manera de empezar la temporada. Tendría que haber toda una semana cultural, musical y artística y que toda la isla participara. Actualmente es una Nit de locura”.

“La Nit de l’Art está muriendo de éxito. Está masificada, con colas por todos lados”, coinciden en señalar tanto Maria de Lluc Fluxà como Marta Salleras.

El peor día para el artista

Joan Soler ha expuesto en dos ocasiones en la Nit de l’Art. “Es la peor fecha para un artista. No se ve tu obra y queda diluida en esta fiesta, engullida por el maremágnum, por un tsunami de botellón”, espeta.

“No creo que esta Nit de l’Art ayude a promocionar el arte. Sí funciona como una excusa para salir de marcha”, sostiene Soler.

La también artista y profesora de Pintura en la Universitat de Barcelona Amparo Sard, que en 2013 dejó su impronta en la Nit de l’Art, duda de la eficacia a la hora de pretender corregir la aglomeración. “En ARCO también se dio esa masificación. Era la feria más concurrida del mundo. Pero por lo menos éramos algo. Hasta que decidieron especializarla y agradar a los coleccionistas y galeristas. Se cargaron la feria y pasó a ser una más”, recuerda.

Según Sard, “no hay que cortar la masificación. Simplemente hay que dejar que fluya. Y si lo intentas, ¿qué harán? ¿Pondrán barreras en la calle? ¿Les impedirán salir de fiesta? Querer controlar eso es irreal”, subraya.

Otro artista, Bartomeu Sastre, que este año exhibió obra en Fran Reus, lamenta que en ocasiones durante la Nit no se respetan “ciertos códigos” y “algunos olvidan que están en una galería”. En cualquier caso, considera “fantástico que exista un día en que la gente pierda el miedo y entre en estos recintos”. Como espectador confiesa que no participa “demasiado. Me agobia tanto trajín”. La solución, según él, podría pasar por reforzarla “con más días”.

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